La multinacional de origen alemán Bayer, propietaria de Monsanto, perdió un nuevo juicio por los daños a la salud humana que ocasiona el glifosato que vende bajo el nombre comercial de Roundup. En esta ocasión, los demandantes son una pareja de estadounidenses que se enfermaron de cáncer presuntamente por utilizar glifosato durante décadas. Una fuente de la empresa reconoció que “vemos que entre la opinión pública existe la convicción cada vez mayor de que somos responsables de la muerte de miles de personas, quizás decenas de miles, pero hasta nuestros más acérrimos críticos deberían admitir que estamos bastante lejos de los millones que matamos cuando éramos socios de los nazis”.

Los científicos de Monsanto consideran que sería “extremadamente difícil” variar la fórmula del Roundup para que no afecte la salud humana, y es por esto que decidieron adoptar otras estrategias. “Estamos desarrollando una variedad de glifosato que tiene la misma capacidad para causar cáncer que las que se usan ahora, pero su potencial destructivo es tan grande que mata hasta las células cancerígenas. Quien use este producto puede estar seguro de que se va a morir de cualquier cosa menos de cáncer”, explicó una fuente de Monsanto a un periódico alemán. Desde la empresa consideran que el hecho de ofrecer una cura inmediata para los problemas de salud que generan sus productos “representa una importante ventaja para los consumidores, que gracias a Monsanto podrán ahorrar tiempo y dinero”.