En abril, los principales partidos políticos firmaron un “pacto ético” contra el fenómeno de las noticias falsas, muy extendido en procesos electorales de otros países pero que en Uruguay no había tenido demasiada presencia. Dos meses después, sin embargo, las noticias falsas ya habían desembarcado con fuerza en la política local. “Con este acuerdo claramente tuvimos un error de cálculo. Si en lugar de combatir las noticias falsas hubiéramos llegado a un acuerdo para que cada partido tuviera derecho a tirar un número limitado de ellas, seguro que no había conflicto”, reconoció uno de los dirigentes que participó en la elaboración de aquel pacto.

Pero en el Partido Nacional (PN), cuya interna fue la más castigada por la divulgación de noticias falsas, ya que la mayoría de ellas buscan perjudicar a Luis Lacalle Pou y a Jorge Larrañaga, consideran que se necesita un enfoque “radicalmente diferente” para evitar este tipo de estrategias. Un diputado nacionalista adelantó que se le propondrá a los otros partidos “un pacto ético contra el ingreso en la política de empresarios inescrupulosos con mucho dinero que vienen a hacer lo que quieren”. Es que dentro del PN todo el mundo da por descontado que quien está detrás de los ataques a Lacalle Pou y Larrañaga es Juan Sartori. “Si [el resto de los partidos] son inteligentes nos van a apoyar, porque ahora claramente somos los nabos que dejaron entrar a esta lacra, pero nadie es inmune a la entrada de estas sabandijas”, declaró el legislador.