En 2015, historiadores de distintos ámbitos institucionales se propusieron crear la Asociación Uruguaya de Historiadores, para así reunir a los profesionales dedicados a la investigación histórica (de la Universidad de la República, Universidad de Montevideo, Universidad Católica del Uruguay [UCU], el Centro Latinoamericano de Economía Humana e institutos de formación docente de todo el país). Hoy, mañana y el sábado, la asociación tendrá su segundo congreso, que se realizará en el Museo Histórico Nacional, la UCU, y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, y que se propone exponer los procesos de renovación historiográfica y la ampliación de la disciplina en las últimas décadas, promoviendo un espacio de debate.

El historiador Nicolás Duffau, parte del equipo organizador (junto a Inés Cuadro, Carlos Demasi, Aldo Marchesi, Jaime Yaffé y Carolina Greising), contó a la diaria que esta es una manera de difundir el estado del arte de la investigación histórica en Uruguay, además de reunir a historiadores y estudiosos de distintas tradiciones y filiaciones institucionales, desafiando los habituales compartimentos que caracterizaron a estos campos.

Luego del primer congreso, que organizaron en 2017, realizaron instancias intermedias. La primera fue una jornada vinculada a archivos, con la idea de dialogar con los archivólogos y personas que trabajan en procesos de digitalización de documentación histórica, y, la segunda se dedicó a la divulgación del conocimiento histórico. En este caso, apunta Duffau, el encuentro se propone reunir distintas perspectivas, y distanciarse de los “relatos nacionales, para buscar perspectivas más de carácter regional o trasnacional, y también visibilizar otros actores históricos que no siempre han sido visibles en la historiografía uruguaya, como los sectores populares, las mujeres, los esclavos, ciertos relatos populares que aseguran, por ejemplo, que la política sólo pasa por los partidos, o que los partidos son los fundadores de la nación, yendo más allá de una mirada de sentido común”.

En cuanto al cruce cada vez más habitual de la historia con otras áreas, el investigador dice que en el congreso participan arquitectos que se dedican a la historia de la arquitectura, o médicos que hacen historia de la medicina, y “si bien se han especializado en historia, su formación original es en otras áreas. Eso también es positivo porque habilita cruces entre distintas disciplinas”, y permite eludir ciertos determinismos, como que “la historia sólo se preocupa por los grandes temas, como la política, la nación y los hombres extraordinarios, o por una periodización que ya está dada”.

El congreso se organiza en líneas temáticas que cruzan formas de lo estatal; arte, arquitectura y medios de comunicación; participación social y política; teoría e historiografía; ideas y discusiones públicas; economía , población y desarrollo; y didáctica. Esta, en particular, “da cuenta de que la intención no sólo es hacer historia aplicada sobre tal o cual tema, sino también vincular la investigación con la didáctica, o con la investigación que hace el docente en un aula o en una institución”, plantea Duffau.

Así, el congreso no sólo se dirige al público académico, sino también a estudiantes, y a todos aquellos interesados en el área. “Es una manera de estar al tanto de los trabajos de distintos lugares, ya que es una asociación de historiadores, y no de historiadores académicos”, dice, o sea que puede “ser parte todo aquel que lleve adelante investigaciones históricas –después se podrá discutir las conclusiones, los resultados–”. A su vez, esta será la primera vez que se entregue el premio a la mejor tesis de posgrado en historia (sábado a las 12.30), que abarca, incluso, a aquellas que hayan hecho uruguayos en el exterior.

El viernes a las 18.30 (en UCU), expondrá la destacadísima Dora Barrancos, que además de socióloga, es considerada la historiadora del feminismo más importante de América Latina (de hecho, su conferencia se titula Feminismos en América Latina, una historia imprescindible), y que en las últimas semanas fue protagonista del debate en torno a la crisis de la ciencia en Argentina, cuando renunció al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.