El mismo día en que se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT, una jueza argentina mostró la cara más lesbofóbica, intolerante y misógina de la Justicia. En la mañana de este viernes, en un juzgado rodeado de activistas feministas y de la diversidad sexual, la joven Mariana Gómez fue condenada a un año de cárcel en suspenso por “resistencia a la autoridad” y “lesiones leves agravadas”. Además deberá pagar los costos del juicio, que comenzó el 5 de junio. La defensa asegura que la condena es porque Gómez es una “lesbiana visible”. Porque besó a su esposa en el medio de una estación de trenes. La gente que la rodea y quienes salieron a las calles para demostrarle apoyo coinciden. También todas las personas que se manifestaron en las redes para repudiar la sentencia con hashtags como #AbsoluciónParaMariana o #CondenadaPorBesar.

Los hechos por los que Gómez se enfrenta a la cárcel tuvieron lugar el 2 de octubre de 2017. Ese día, ella y su esposa, Rocío Girat, se refugiaban de la lluvia y la tormenta en una estación de trenes de la Ciudad de Buenos Aires. En una escena prácticamente idéntica a la de cualquier otra pareja en situación de espera, las dos jóvenes hablaban, se besaban y compartían un cigarrillo. En determinado momento, un empleado de Metrovías (la empresa que se encarga del transporte subterráneo porteño) se acercó y le pidió a Gómez que apagara el cigarrillo. Ella le contestó que no había ningún cartel que lo prohibiera y que, además, había otras personas fumando. El empleado entonces llamó a un policía, Jonatan Rojo, quien le dijo: “Pibe, apagá el cigarrillo”. Gómez le aclaró que era mujer, lo apagó y atinó a irse del lugar. Pero Rojo la detuvo y le advirtió que iba a quedar “detenido”.

La joven volvió a decirle que era una mujer y Rojo llamó como “refuerzo” a la policía Karen Villarreal. Cuando llegó, la tiraron al piso para arrestarla. Durante esos forcejeos, y en un intento por no caer al piso, Gómez le tiró del pelo a la oficial y le arrancó un mechón. Esto es lo que la jueza Marta Yungano consideró “lesión leve agravada”.

Mientras la detenían, Rojo le pidió los datos a Girat, quien se identificó como la esposa de Gómez. El policía puso de estado civil “soltera”. Girat insistió en que estaban legalmente casadas. Él respondió que tenía que mostrar algún documento oficial que lo confirmara. Obviamente, ella no tenía ninguno encima. Gómez estuvo detenida durante siete horas y, unos meses después, la jueza María Fontbona de Pombo la procesó por “resistencia a la autoridad” y “lesiones”.

En el juicio, Rojo dijo que Gómez respondió “agresivamente” al pedido de apagar el cigarrillo y que, cuando llamó a Villarreal, la joven le dio “un golpe con su pecho” y luego se “patinó” sola mientras intentaba “darse a la fuga”. “Yo la tomo de los brazos y la reduzco”, explicó. En los videos filmados por personas desconocidas que estaban en la estación, se ve cómo la policía arrastra a Gómez por el piso hasta que finalmente es esposada.

“La sentencia es lesboodiante y es discriminadora”, dijo Girat a la prensa este viernes después de escuchar la sentencia, según declaraciones citadas por la agencia de noticias Presentes. Continuó: “Nosotras llegamos hasta acá porque queríamos la absolución para que fuera un precedente. No esperábamos este fallo. Es en suspenso y eso es peor, porque tenemos que estar con cuidado en todas las esquinas. Compañeras necesitamos el apoyo, necesitamos que esto se difunda”.

Los fundamentos de la sentencia se leerán el 5 de julio. El abogado de Gómez, Lisandro Teszkiewicz, ya adelantó al portal Cosecha Roja que la apelarán.