Traducido por la diaria por acuerdo con The Intercept.

El abogado Deltan Dallagnol, coordinador del grupo de tareas de la operación Lava Jato, diseñó un plan de negocios para lucrar con eventos y conferencias, luego de hacerse de fama y contactos en el transcurso de la operación, según muestran los mensajes obtenidos por The Intercept y analizados en conjunto con el equipo de Folha de São Paulo. En un chat sobre el tema creado a fines de 2018, Dallagnol y un colega de la operación discutieron la formación de una empresa en la que no aparecerían formalmente como socios para evitar cuestionamientos legales y críticas. La idea era usar a familiares. Los fiscales también consideraron la posibilidad de establecer un instituto sin fines de lucro para cobrar ellos mismos altos cachets, y una asociación con una empresa de capacitación para aprovechar las ganancias del proyecto.

La ley no prohíbe que los fiscales sean inversionistas o accionistas, siempre que no tengan poderes de administración o gestión de la compañía. Los chats examinados por Folha y The Intercept muestran que Dallagnol utilizó los servicios de dos funcionarias de la Fiscalía en Curitiba para organizar su actividad personal como orador durante la operación Lava Jato. Las conversaciones también ponen en evidencia que el fiscal alentó a otras autoridades involucradas en el caso a dar conferencias pagas; entre otros, el ex juez y actual ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sérgio Moro, y el ex fiscal general Rodrigo Janot.

Poco antes del primer aniversario de la Lava Jato, en febrero de 2015, la dedicación de Dallagnol a impartir conferencias ya generaba descontento entre los colegas de la Fiscalía en Curitiba. En una conversación con el fiscal Carlos Fernando Santos Lima mediante la aplicación Telegram, Dallagnol trató de justificar su actividad y dijo que compensó una pérdida financiera derivada de la operación Lava Jato. “Estoy a favor de una mayor autonomía, pero no me hinchen, para usar tu expresión, por cómo uso mi tiempo. Me estoy deslomando trabajando y parezco la fábula del anciano, el niño y el burro. Algunos piensan que debería asistir menos a la Secretaría de Comunicación, otros consideran que es importante. Algunos piensan que debo acompañar a cada uno; otros, que los grupos deberían tener más libertad. Y basta de quejarse por mis cursos o viajes. Evito dormir en los vuelos para rendir más. Hasta ahora estoy respondiendo correos electrónicos, etcétera”, dijo Dallagnol. Y continuó en el mismo chat: “Estos viajes son lo que compensa la pérdida financiera del caso, porque afuera hice itinerancias y ahora haría reemplazos. De todos modos, creo que es justo y, si hay reclamos, quiero discutir esto porque creo que está mal que me hagan reclamos”.

Dallagnol se refiere a dos tipos de trabajo en la Fiscalía que pueden engordar el cheque de pago. Itinerancia es cuando un fiscal reemplaza a otro en sus funciones, generalmente en otras ciudades, con viáticos diarios. Como miembro de un grupo de tareas que exige dedicación exclusiva, a Dallagnol se le impidió ocupar puestos fuera de Curitiba. En el caso de los reemplazos, el miembro del Ministerio Público asume el cargo de otro –un puesto de jefatura, por ejemplo–, pero de una manera más modesta. “Creo que el crecimiento es una calle de doble vía. No estamos en 100 metros libres. Este caso ya se ha convertido en una maratón. Debemos tener sentido común y respetar el sentido común ajeno”, dijo el fiscal.

“Vamos a organizar congresos y eventos para ganar dinero, ¿OK?”

La idea de crear una compañía de eventos para aprovechar la repercusión de la Lava Jato fue manifestada por Dallagnol en chats de diciembre de 2018. “Vamos a organizar congresos y eventos para ganar dinero, ¿OK? Es una buena manera de aprovechar nuestras redes y nuestra visibilidad”, dijo en una conversación con su esposa. El mismo mes, el fiscal y su colega en el grupo de tareas de la operación Lava Jato, Roberson Pozzobon, crearon un grupo de chat específico para discutir el tema, con la participación de las esposas de ambos.

“Antes de tomar medidas para abrir una empresa, deberíamos tener un plan de negocios y expectativas claras para cada uno. Para tener un plan de negocios, sería bueno ver los últimos eventos y el precio”, dijo Dallagnol en el chat. Pozzobon respondió: “Tenemos que ver si el evento que vale más es: i) Más personas, más barato; ii) Menos personas, más caro. Y un formato no excluye al otro”.

Después de intercambiar varios mensajes sobre formatos de negocios, el 14 de febrero de este año, Dallagnol propuso que la compañía se abriera a nombre de las esposas y que la organización de los eventos estuviera a cargo de la compañía Star Palestras y Eventos. Dallagnol detalló cómo sería la organización formal de la empresa. “Sólo tendremos que separar los acuerdos de coordinación pedagógica del curso, que puede ser mío y de Robito, de los temas de gestión, que deben ser de ustedes dos, por razones legales”. El fiscal advirtió que la estrategia podría levantar sospechas. “Es muy posible que algún día traten de probar que administramos la compañía”, dijo. “Si hiciéramos algo sin fines de lucro y nos pagáramos conferencias caras, escaparíamos a la crítica”, comentó entonces Roberson, en tono de broma: “Si llegan a ese grado de verificación es porque el negocio se volvió muy lucrativo, je je. Que vengan entonces”.

Al día siguiente, Dallagnol comentó en el grupo la sugerencia de establecer también una asociación con una compañía de eventos y capacitación de un tío suyo. “Pueden ofrecer una comisión al estudiante de la comisión de formación a partir del número de ventas de tickets que realicen. Con eso se aprovecharía mejor el negocio. Y nosotros haríamos contactos con los conferenciantes para invitar. Ellos se encargarían de la preparación y de la promoción; nosotros, del contenido pedagógico, y dividiríamos los beneficios”, dijo.

El 3 de marzo de este año, Dallagnol publicó en el chat detalles sobre un evento organizado por una entidad que se presentaba como instituto. Comentó que este formato legal también podría servir para evitar cuestionamientos legales y repercusión negativa sobre su actividad. “Dio el nombre de instituto, que da una idea de conocimiento [...] no me sorprendería si no tuviera con fines de lucro y le pagara a su administrador por medio del valor de la conferencia. Si hiciéramos algo sin fines de lucro y nos pagáramos conferencias elevadas, escaparíamos a las críticas, pero tendríamos que ver cuánto perderíamos en términos monetarios”.

Los diálogos analizados por Folha y The Intercept son parte de un paquete de mensajes que el sitio comenzó a revelar el 9 de junio. El material recopila las conversaciones mantenidas por los fiscales de la Lava Jato en varios grupos de la aplicación Telegram desde 2014.

La filtración de los mensajes deja expuesta la proximidad entre Moro y el grupo de tareas y cuestiona su imparcialidad como juez en la conducción de los procesos de la Lava Jato, lo que lo obligó a ir a dar explicaciones en comisiones del Senado y la Cámara de Representantes. Los chats en Telegram también muestran la intención de Dallagnol y Pozzobon de iniciar el proyecto, a pesar de que el evento y la compañía de la conferencia no estuviese constituida. “Podemos probar algo ahora en mayo, tal vez. O a finales de abril. Incluso si para el primer evento la empresa no está 100% cerrada”, dijo Pozzobon.

Para este reportaje se investigaron registros en la Junta Comercial de Paraná y en escribanías de Curitiba, y las búsquedas indicaron que no se conformaron empresas de conferencias a nombre de las esposas de los fiscales o de un instituto a su nombre.

“Las conferencias y clases que ya se han programado este año dan un líquido de 232.000. Genial”

En decenas de conversaciones analizadas por Folha y The Intercept, Dallagnol mostró gran interés en el valor de cada conferencia. En uno de los chats, Dallagnol sumó los beneficios de la actividad desde setiembre de 2018. “Las conferencias y las clases que ya se programaron este año están arrojando un líquido de 232.000 [reales]. Genial [...] 23 clases/conferencias. Da un promedio de 10.000 limpios”, dijo.

El mes siguiente, el fiscal expresó la expectativa para 2018. “Si todo va bien en las conferencias, van a entrar unos 100.000 [reales] limpios para fines de año. El total neto de conferencias y libros daría unos 400.000. Total de 40 clases/conferencias. Promedio limpio de 10.000”, dijo el fiscal. En 2016, Dallagnol había facturado 219.000 reales –58.000 dólares– con las conferencias.

Como fiscal, el coordinador del grupo de tareas recibe un salario bruto de 33.689,11 reales –cerca de 9.000 dólares– por mes, según el portal de transparencia del Ministerio Público Federal, un total que puede exceder los 430.000 –115.000 dólares– este año. En 2018 recibió alrededor de 300.000 reales en ingresos netos, sin considerar los montos de las indemnizaciones.

Otros chats revelan que Dallagnol utilizó los servicios de dos funcionarias para organizar su vida como conferencista. Los mensajes contienen solicitudes de recibos y contratos para eventos, así como la administración del flujo de invitaciones recibidas.

En conversaciones con autoridades, Dallagnol a menudo alentaba a sus interlocutores a dar conferencias remuneradas.

En abril de 2017, el fiscal le anticipó al entonces juez de la Lava Jato, Sérgio Moro, que iba a recibir una invitación a un evento en San Pablo y le dijo al actual ministro de Justicia cómo estaba cobrando ese tipo de actividad. “Estimado, [suprimido] te invitará esta semana a dar un curso interesante en agosto. Ellos pagan al conferencista 3.000 reales. Pedí 5.000 para dar clases o conferencias, porque así compenso un poco del tiempo que pierde la familia (estos valores más bajos los recibos yo [...] es diferente de conferencias para eventos grandes que pagan caché alto, en cuyo caso se estaba dando y estoy ahora reservando contractualmente los costos que surgen de la Lava Jato o destinando a entidades anticorrupción –lo explico mejor más adelante)”, escribió Dallagnol a Moro. Agregó: “Me pareció bien hacértelo saber, por si quieres pedir más si te parece que es el caso (podrías pedir bastante más si quisieras, por supuesto, y apuesto a que pagarán)”. Al principio, Moro respondió que ya tenía la agenda llena, pero luego aceptó la invitación y participó con Dallagnol, en agosto de 2017, en el 1er Congreso Brasileño de la Escuela de Estudios Criminales Superiores de San Pablo.

En junio del año pasado, el jefe de la operación Lava Jato en Curitiba intentó persuadir a Rodrigo Janot de que asistiera a un evento en San Pablo. Habían pasado casi seis meses desde que no se habían comunicado mediante Telegram, según el registro histórico del mensaje. Después de abordar el evento, enmendó: “Estaba aquí administrando mensajes y vi que fui directo al punto, ja ja ja. ¿Todo bien contigo? Espero que estés disfrutando, tomando mucha agua de coco y durmiendo el sueño de los justos, ja ja. Ahora, te digo, nos haces una falta enorme”.

“Hola, amigo, ja ja ja”, respondió Janot. “Creo que sí, pero tendremos que hablar sobre el caché. Gracias por recordarme”. Dallagnol preguntó si el depósito oficial del ex jefe era de 30.000 reales, y señaló que las universidades normalmente “no pagan esta cantidad [...] pero si piden 15.000, creo que pagan”.

En julio de 2016, Dallagnol intercambió mensajes con la fiscal de la República en San Pablo, Thaméa Danelon, sobre una operación que estaba coordinando contra la sobrefacturación en la compra de equipos para implantar a pacientes con la enfermedad de Parkinson. Después de comentar sobre la mejor manera de dar a conocer la operación, Dallagnol sugirió que el fiscal aprovechara el problema del fraude en el área de la salud para organizar una conferencia para la empresa de atención médica Unimed. “Podrías incluso dar una conferencia sobre ese caso más tarde en Unimed. Ellos incluso hacen conferencias pagas”, le dijo Dallagnol a la fiscal. Danelon aclaró para este informe que nunca dio una conferencia para la compañía.

La propia opinión del Consejo Nacional del Ministerio Público de 2017 que lo liberó para continuar dando conferencias decía que sólo habría irregularidad si el fiscal fuese caracterizado como empresario, asumiendo el riesgo de ganancias o pérdidas del negocio. Es decir, exactamente lo que planeó meses después Dallagnol cuando trató de involucrar familiares.

Al comienzo de la operación Lava Jato, Dallagnol declaró que donaba la remuneración de las conferencias a un hospital oncológico de Curitiba. Después, pasó a decir que una parte de los montos se destinaba a un fondo para cubrir “gastos o costos en que incurren los funcionarios públicos en operaciones anticorrupción”. Un recibo de pago sin firmar que forma parte del lote de archivos recibidos por The Intercept indica que Dallagnol recibió 23.000 reales líquidos de la Unimed de Porto Alegre por una conferencia celebrada el 2 de agosto de 2018.