Hasta ayer de noche seguía sin aparecer una solución para el barco español Open Arms, que transporta a 121 ciudadanos africanos que naufragaron en el mar Mediterráneo mientras intentaban arribar a suelo europeo. El tema de la inmigración africana preocupa cada vez más a las autoridades europeas. “La situación es muy grave, porque por cada africano que muere ahogado en el mar queda una cantidad de residuos plásticos que comprometen seriamente la salud de los pequeños pececitos. Estamos hablando de botellas de plástico, bolsas, cinturones y varias cosas más que, a diferencia de los cadáveres, no son biodegradables y pueden mantenerse flotando durante décadas”, declaró una fuente de la diplomacia europea.

Mientras tanto, un funcionario del gobierno alemán adelantó que varios países europeos están trabajando en acuerdo con los países del norte de África para que quienes quieran embarcarse en dirección a Europa lleven consigo solamente materiales reciclables. “La Unión Europea no puede seguir mirando para el costado, porque estamos hablando nada más ni nada menos que del futuro de nuestros hijos, que por culpa de los hijos de los inmigrantes ilegales y su falta de cultura medioambiental, no van a poder darse baños en el Mediterráneo sin el riesgo de pisar una tapita de envase plástico. Necesitamos que los gobiernos de África entiendan que estamos ante un problema demasiado grande como para no hacer nada. Apelamos a su sensibilidad y humanidad”.