El fiscal brasileño Deltan Dallagnol consideró durante más de un año la posibilidad de postularse para el Senado en las elecciones de 2018, revelaron mensajes que intercambió mediante Telegram y fueron entregados a The Intercept por una fuente anónima. En un chat consigo mismo, que funcionaba como el espacio de reflexión del fiscal, llegó considerarse “probablemente electo”. También estimó que el cambio que quería implementar en el país dependería de “que el MPF [Ministerio Público Federal] lanzara un candidato por estado”, una evidente actuación partidaria del organismo, prohibida por la Constitución.
Los mensajes también indican que la candidatura no era simplemente un plan personal de Dallagnol, sino que, ante un “sistema político derrocado”, era un deseo de fiscales que fuera más allá de la Operación Lava Jato y del estado de Paraná. En más de un momento, sostiene que contaría con el apoyo del grupo de trabajo si decidiera postularse, lo que indica que este fue un tema de debate interno.
El fiscal también da a entender que habló sobre su candidatura con figuras como el jurista Joaquim Falcão, profesor de la Fundación Getúlio Vargas en Río de Janeiro, ex presidente de la Fundación Roberto Marinho y miembro de la Academia Brasileña de Letras.
A pesar de tener en cuenta los informes de los asesores que vieron la política como algo que estaba en su destino, a fines de 2017 Dallagnol decidió seguir siendo fiscal de la República, pero no abandonó la idea de ver su retrato en las urnas electrónicas. “Tengo sólo 37 años. La tercera tentación de Jesús en el desierto fue un atajo al reino. Aunque en 2022 haya renovación de sólo una vacante y sea Álvaro Dias, si tiene que ser, será. Puedo intentar hacer cambios que podrían terminar teniendo como efecto mantener esa puerta abierta”, escribió el 29 de enero de 2018 en un largo mensaje dirigido a sí mismo.
Hacía referencia al senador paranaense Álvaro Dias, de Podemos, aliado de la Lava Jato y salvado por las investigaciones de la operación, cuyo mandato finaliza en 2022. Dallagnol había recibido una invitación a ser candidato al Senado ese mes –justamente por el partido de Dias–, entregada por otro fiscal de la Lava Jato, Diogo Castor de Mattos. Pocos días después, hizo una larga reflexión en la que ponderaba los pros y los contras de una aventura política, también en un mensaje de texto enviado a sí mismo por Telegram.
En la reflexión, él se dividía entre tres opciones. La primera era postularse como candidato al Senado, porque pensó que sería “fácilmente electo” y veía “que las circunstancias apuntaban posiblemente en esa dirección”, incluido el hecho de que “todos en la LJ [Lava Jato] apoyarían la decisión” de presentar su nombre a los votantes, según sus propias palabras.
Aun así, el fiscal vio un “riesgo para la Lava Jato, porque muchas personas harán una lectura retrospectiva con una interpretación de que la actuación desde siempre ha sido política”. “Peor aun, puede empañar más que a la Lava Jato: es el movimiento anticorrupción en su conjunto que puede parecer políticamente motivado. Finalmente, la candidatura podría manchar a las 10+ [paquete de nuevas medidas contra la corrupción] como una plataforma personal o de Deltan para las elecciones, eliminando el aura técnica y apartidaria”, se preocupó.
“Todavía hay quienes leen que una actuación simbólica como la de Randolfeé es inocua (como Josias de Souza), aunque no estoy de acuerdo (con Michael Mohallem). Además, incluso si es algo que está en mi destino, como dijo Joaquim Falcão, salir ahora sería muy arriesgado y menos productivo que otras opciones”, prosiguió Dallagnol.
Josias de Souza y Mohallem confirmaron a The Intercept que tuvieron conversaciones con Dallagnol en el tenor mencionado por el fiscal en su reflexión. Falcão no pudo ser localizado para que hiciera comentarios.
La segunda opción considerada por el fiscal para sí mismo era proseguir su carrera en el MPF. “Luchar por la renovación como fiscal: mantiene la credibilidad pero pierde la intensidad que sería necesaria”, dijo. “Necesitaría dedicarme mucho a esto y programarme. Para aumentar la influencia, sería muy necesario comenzar una iniciativa de grupo de acción ciudadana. Dos pilares serían: grupos de acción ciudadana en iglesias y viajes. Tiene un riesgo de CNMP [el Consejo Nacional del MPF, órgano con potestad de castigar a los fiscales por faltas éticas], pero es aceptable, así que tengo que hacer una campaña pública [de órganos] y voto consciente para protegerme”.
Finalmente, la tercera posibilidad analizada por Dallagnol en enero de 2018 era dejar la carrera de fiscal sin abrazar la política partidaria. “Luchar por la renovación como ciudadano, pidiendo la exoneración: esta sería la solución ideal desde la perspectiva de la credibilidad (no política sino de activista) y en cuanto a intensidad (“No vote a Fulano”). Perdería cierta credibilidad y visibilidad al dejar el cargo público de coordinador de la operación. Podría dedicarme por completo a más de 10+”, calculó.
Después de todo, al ver “riesgos concretos para la causa anticorrupción”, Dallagnol decidió permanecer en el MPF, aunque no descartó postularse en 2022. Para esa fecha, las condiciones para que los fiscales puedan postularse a las elecciones pueden cambiar, gracias a una iniciativa de asociación de clase que busca garantizarles el derecho a ser candidatos sin abandonar sus cargos en el MPF.
“Ayudaría que el MPF lanzara un candidato por estado”
La primera mención a la aventura política de Deltan Dallagnol en Telegram surgió a mediados de diciembre de 2016, en una conversación entre él y el fiscal Vladimir Aras, que trabajaba en Brasilia. Aras es próximo a Dallagnol, y contó con su apoyo como el sucesor de Rachel Dodge en la Procuraduría General de la República.
“Tenés que pensar en el Senado”, escribió Aras, entonces jefe de la Secretaría de Cooperación Internacional de la Oficina del Fiscal General. La respuesta de Dallagnol dejó en claro que el tema no era nada nuevo en las conversaciones entre fiscales. Eran tiempos en los que la Lava Jato se sentía amenazada. Dos días antes, en una audiencia, los abogados del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva habían discutido con Sérgio Moro y afirmaban que estaba actuando como “fiscal principal”, no como juez.
En respuesta, la asociación de jueces federales emitió una nota en la que repudiaba lo que calificó de estrategia de los abogados de Lula para apartar a Moro de la Lava Jato. El día siguiente a la publicación de la nota, y horas después de la conversación entre Aras y Dallagnol, el entonces procurador general de la República, Rodrigo Janot, emitió un comunicado interno en el que afirmaba que a la Lava Jato “le desagrada parte de la estructura de poder”.
En medio de todo esto, Aras sugirió que Dallagnol buscara una banca en el Senado, desplazando a políticos que veía como “enemigos” de la Lava Jato. El coordinador de la Lava Jato le agradece por el incentivo y agrega: “Veo muchas contras”; ante otras sugerencias de Aras, le responde: “Ayudaría si el MPF lanzara un candidato por Estado. Sería totalmente diferente y daría trabajo, pero puede ser una de las estrategias para una salida [...] yo apoyaría fuertemente a esa red de candidatos”.
“Que podamos quemar corazones juntos por el cambio”
La candidatura también fue debatida en un chat grupal llamado “Trinca de três”, que reunía al ejecutivo vinculado a la salud Fábio Oliveira y al abogado Hadler Favarin Martines, fundadores del Instituto Mude, ambos visitantes habituales de la misma iglesia bautista a la que asistía Dallagnol en Curitiba. Allí, Olivera dice que manejó la posibilidad de sus candidaturas con Edson Campagnolo y que él recomendó “comenzar un proceso de exposición”, para lo cual invitó a uno de ellos a un evento en Foz de Iguazú. Estaba previsto que Dallagnol participara en el evento.
Campagnolo fue elegido presidente de la Federación de Industrias de Paraná (Fiep), con el apoyo de su antecesor, Rodrigo Rocha Loures –padre del diputado Rodrigo da Rocha Loures, el “hombre de la valija” de Michel Temer, afiliado a Republicanos, brazo político de la Iglesia Universal–. Campagnolo fue tentado a ser candidato a vicegobernador de Paraná en 2018.
Hace algunas semanas, un vicepresidente de la Fiep lo acusó de haberle hecho pagos ilegales a él mismo cuando lideraba la entidad. Él lo negó. En el momento de las conversaciones, la acusación no era pública.
Fue justamente a uno de los integrantes de este chat grupal, Hadler Martines –que en LinkedIn se identifica como socio de la multinacional de consultoría y auditoría empresarial PwC en Brasil– que Dallagnol le comunicó su decisión de no ser candidato, a fines de 2017: “Después de mucha reflexión y oración, de escuchar a muchas personas y de llegar a un nivel de convicción personal y de fe bastante alto –en cuanto a que es mejor pensar en términos del movimiento anticorrupción– [...] decidí que no voy a salir del MPF en 2018".
La respuesta llegó al día siguiente: “Vas a tener mi apoyo, independientemente de la decisión que tomes. Estoy de acuerdo con que una candidatura en este momento podría implicar muchos riesgos y en el MPF todavía tenés mucho para contribuir. Personalmente, me parece que sos uno de los mayores liderazgos jóvenes de Brasil y eso abrirá grandes puertas en el futuro”. Dallagnol le agradece y termina diciéndole: “Que podamos quemar corazones juntos por el cambio”.
La posibilidad de 2022
A comienzos de agosto de 2018, la Asociación Nacional de los Procuradores de la República (ANPR), que actúa como sindicato de la categoría, acudió a la Justicia para reclamar el derecho de los miembros del MPF de afiliarse a partidos políticos y disputar elecciones sin tener que dejar sus cargos. Actualmente, eso está vedado para todos los miembros del Poder Judicial por la Constitución.
En las conversaciones de Telegram no hay indicios de que la medida de la ANPR haya sido para favorecer una hipotética candidatura de Dallagnol: para que pudiera disputar las elecciones de 2018 él tendría que haber dejado el cargo antes de abril.
Aun así, la acción fue bastante discutida en uno de los grupos que tenían los fiscales en Telegram, llamado “BD”. Sin conocer los planes de Dallagnol y de la Lava Jato para una eventual candidatura del coordinador al Senado, a algunos les preocupaba que la acción generara un desgaste en la categoría y justificara el discurso de que Lula era un preso político, tal como mantenían aliados del petista.
La acción directa de inconstitucionalidad 5985, propuesta por la ANPR, está en la órbita del ministro Marco Aurélio Mello: al ser un tema regulado por la Constitución, el Supremo Tribunal Federal (STF) es el que debe tratar el caso. En sus opiniones enviadas al STF, el Senado y la Abogacía general de la Unión ya se manifestaron en contra de la propuesta. El gabinete de Mello informó que, desde el 26 de noviembre de 2018, el caso está en manos de la Procuraduría General de la República, que todavía debe presentar su opinión pidiendo que sea aprobada o rechazada.
Si el STF eventualmente acata lo que plantea la ANPR, Dallagnol, Aras y jueces como Marcelo Bretas podrían presentarse como una opción ante el electorado, sin riesgo de perder sus salarios y beneficios. En ese caso, el Partido Social Liberal de Jair Bolsonaro probablemente tenga en 2022 el rival que Dallagnol proyectó en Telegram: el Partido del MPF. O, quién sabe, el Partido de la Lava Jato.
Traducido por la diaria por acuerdo con The Intercept
Las conversaciones son parte de un paquete de mensajes que The Intercept comenzó a presentar el 9 de junio, en una serie conocida como Vaza Jato. Los archivos reúnen chats, fotos, audios y documentos de fiscales de la Lava Jato compartidos en varios grupos y chats privados de la aplicación Telegram. La declaración conjunta de los editores de The Intercept y de Intercept Brasil explica los criterios editoriales utilizados para publicar estos materiales.