Diez drones bombardearon el sábado una de las principales instalaciones petroleras de Arabia Saudita, en un ataque que fue reivindicado por los rebeldes hutíes de Yemen. Los saudíes afirman que detrás de los rebeldes está el gobierno de Irán, algo que fue negado por Teherán. El gobierno de Estados Unidos manifestó preocupación por la situación en Medio Oriente. “Sería muy grave que Arabia Saudita e Irán se enfrentaran en una guerra y no nos invitaran a participar. Estados Unidos ha estado presente en todos los conflictos armados de la zona desde hace medio siglo, y queremos que esto continúe así. Cualquier intento de dejarnos afuera será visto como un acto hostil a nuestra nación”, declaró un vocero de la Casa Blanca.

Fuentes gubernamentales explicaron que “en caso de que haya un conflicto de magnitud, Estados Unidos no se contentará con brindar apoyo logístico a alguno de los dos lados, como hace en los episodios menores, sino que quiere ser un actor de primer nivel”. El presidente estadounidense, Donald Trump, confirmó que su país quiere tener un lugar “preponderante” en una eventual guerra entre las dos potencias de Medio Oriente, y aclaró que el tema de las “afinidades” no tiene por qué ser un impedimento para ello. “Preferiríamos estar del lado saudí, pero no descartamos apoyar a Teherán; lo que importa es estar en la guerra, para luego participar en la reconstrucción de los destrozos y en el reparto de poder”.