La ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, y quien ocupará su cargo a partir del próximo primero de marzo, Pablo Bartol, se reunieron ayer para continuar ajustando detalles de la transición. A la salida del encuentro, Bartol habló sobre algunos de los aspectos en los que pondrá énfasis durante su gestión. “Nuestra misión no va a ser darle dinero a la gente, sino que le vamos a dar herramientas para salir de la pobreza. Y la principal herramienta es la esperanza, que a partir del año que viene se va a poder conseguir a través de la tarjeta Uruguay Social”.

El futuro ministro explicó que “como bien dijo el presidente electo, acá no se trata de destruir todo, sino de mantener lo que está bien, y cambiar lo que está mal. La tarjeta Uruguay Social en sí no es mala, y por eso la vamos a mantener. Lo que es malo es que se use para darle a la gente fideos, polenta, jabón, y otro tipo de productos que no hacen otra cosa que enterrarlos aún más en la pobreza. Con la esperanza, en cambio, van a poder romper el círculo vicioso en el que se encuentran. Y lo más importante es que la vana poder conseguir en forma completamente gratuita”.

Bartol destacó además que la transferencia de esperanza, a diferencia de lo que ocurre con los alimentos y productos de limpieza, no tiene costo alguno para el Estado. “No solo estamos dándole a la gente lo que necesita, sino que además podemos ahorrar algo del dinero que necesitamos para bajar la contribución inmobiliaria rural”.