Luz (transportista de caudales y raudales): “Parecía que no iba a venir ni un argentino, y al final vinieron más que el año pasado. Es la prueba de que los porteños son completamente impredecibles y de que tenemos que buscar otras alternativas que nos den más certezas, como, por ejemplo, apostar el turismo de Haití. Porque capaz que los haitianos no tienen mucho poder adquisitivo, pero por lo menos sabemos que van a seguir así por lo menos 50 años más. Certezas, necesitamos certezas”.

Gianina (periodiva deportista): “Es terrible, porque como la temporada fue mejor de lo que se esperaba los porteños empezaron a incendiar bosques para sabotearnos. Son lo peor. Yo pienso que teniéndolos al lado a ellos no hay manera de prosperar. No hay que dejarlos entrar y a otra cosa. Aparte, se acabarían los problemas con las colas en los pasos de frontera. Entraría mucho menos gente, pero cuando quiera entrar algún millonario, va a pasar como si nada. Hay que apostar al turismo de alta gama”.

Romualdo (tocador de jabón): “Uruguay está carísimo, los servicios son horribles, el agua está helada y la gente tiene una mala onda terrible todo el tiempo. Brasil, en cambio, está re barato, tiene tremendos servicios, las playas son alucinantes y la gente es bárbara. Pero increíblemente hay decenas de miles de brasileños que igual vienen a veranear acá. Esa gente realmente odia a su país. No me extraña que hayan elegido a [Jair] Bolsonaro de presidente. Son masoquistas por naturaleza”.