Desde hace varias semanas las principales figuras del gobierno y los integrantes del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) vienen insistiendo en que las fiestas tradicionales van a ser una verdadera prueba de fuego para las estrategias de control del coronavirus. Las autoridades y los especialistas están intentando desestimular las grandes reuniones y por eso exhortan a la población a juntarse “en grupos lo más chicos posible; de hecho, lo ideal sería que cada uno se reuniese únicamente con los dos o tres familiares que realmente soporta, y no con el resto de pesados con los que comparte las fiestas solamente por compromiso”, declaró un integrante del GACH.

El experto consideró que “no tiene sentido arriesgarse a contraer covid-19 por compartir una cena con ese tío facho que odia a los travestis o esa abuela que anda gritando a los cuatro vientos que las mujeres violadas seguramente se lo buscaron de alguna manera”.

Reunirse con los familiares a los que se detesta es “especialmente riesgoso”, ya que “con ellos es más probable que haya discusiones a los gritos o incluso golpes de puño, con su consiguiente trasiego de gotículas cargadas con coronavirus”.

El integrante del GACH consideró incluso que esta política “puede terminar siendo beneficiosa cuando pase la pandemia, ya que, si se lo analiza fríamente, es absurdo pasar las fiestas con personas odiosas e insoportables”.