¿Se imaginaba que iba a vivir tanto?

No, la verdad es que no. En el fondo estoy aliviado, porque tenía miedo de ver morir a mi hijo Michael. Eso de actuar todo el tiempo con bombas sexuales le tiene que haber hecho muy mal al corazón.

¿Hay algo de la vida en ultratumba que le seduzca?

Sí, por supuesto. Dejar de cagarme encima, por ejemplo. Yo creía que después de los dos años ya no iba a volver a usar pañales.

¿Se encontró con Espartaco?

Sí, me vino a recibir cuando llegué, para quejarse porque no le gustó la forma en que lo caractericé. Pero le pegué un par de latigazos y se le bajaron los humos. Se ve que al final no era tan valiente como en la película.

¿Y con alguna estrella del viejo Hollywood?

Lo fui a ver a James Dean para ver si seguía siendo un cadáver bonito, pero claro, me dí cuenta de que acá no hay cadáveres, sino entidades espirituales. El muy idiota murió por nada. Cuando se lo dije se molestó, pero después nos reímos. Acá nada se toma muy en serio.