Antes, con dos horas de exposición solar una obtenía un bronceado suave y parejo. Hoy, pasar tanto tiempo al sol es un peligro para la piel. Por eso es importante acondicionar el jardín para poder disfrutar del aire libre durante todo el verano. Muy bien, pero ¿cómo obtenemos sombra? Quizás es innecesario aclararlo, pero igual lo hacemos, porque siempre hay algún distraído: la parra la descartamos por completo. A lo mejor en los tiempos del Imperio Romano una parra resultaba glamorosa, pero hoy en día es un símbolo de mediocridad y falta de aspiraciones. La pérgola será siempre una mejor opción. ¡Pero blanca no, por favor! Estamos en el siglo XXI, no en el XX, así que sólo hay una opción posible: madera natural.

Otra cosa a tener en cuenta es que debemos colocar una malla de alambre en el techo de nuestra pérgola. Es cierto, quizás no sea lo más elegante, pero la triste realidad es que estamos en un punto de la historia en el que las personas resentidas por la posición que ocupan en la escala social no se esfuerzan por mejorar su situación, sino que se dedican a arrojarles piedras a quienes sí lograron avanzar en la vida. Por eso, cuanto más linda sea nuestra pérgola, más expuesta va a estar a las pedradas de los envidiosos. Protegerse de la lluvia de agua o de granizo no es suficiente. La envidia y las piedras son las principales enemigas.