Desde hace algún tiempo comenzó a manejarse en la interna de la iglesia católica la posibilidad de ordenar sacerdotes casados en algunas zonas donde faltan clérigos, como la Amazonia. Pero en la exhortación papal publicada ayer por el papa Francisco, titulada “querida Amazonia”, no aparecen referencias al tema. Un analista en temas del Vaticano explicó que “en la iglesia hay una gran resistencia a este cambio, porque se considera que el matrimonio podría distraer a los sacerdotes a la hora de abusar sexualmente de niños. Para las máximas jerarquías eclesiásticas, la pedofilia para un sacerdote debe ser un sacerdocio, valga la redundancia”.

Un obispo que no quiso identificarse explicó que la opinión mayoritaria en el Vaticano es que si un cura llega a la iglesia habiendo tenido sexo con su mujer la noche anterior, quizás esté demasiado cansado como para toquetear las partes íntimas de niños y niñas.

Otra de las propuestas renovadoras que parecería estar estancada es la de habilitar la ordenación de sacerdotes mujeres. El obispo consultado declaró que en ese sentido también hay “enormes resistencias”. “La mayoría de mis compañeros piensan, al igual que yo, que las mujeres no están preparadas para entregarse a la pedofilia en cuerpo y alma. No decimos que no sirvan para nada, pero para abusar de menores de edad definitivamente no sirven. Las estadísticas en ese sentido son lapidarias. Su performance es muy baja”.