Rafael (hombre lobo retirado): “Es todo un invento de los chinos para impulsar su economía. Gracias al virus se va a invertir una torta de plata en construir hospitales, en desarrollar vacunas y en producir tapabocas descartables, y todo eso genera fuentes de trabajo y recaudación fiscal. Ojalá acá aprendiéramos la lección, porque en Uruguay no tenemos cólera, ni dengue, ni aftosa, pero nos comen los piojos. Los chinos, en cambio, están llenos de enfermedades y les va cada vez mejor”.

Yudmila (operadora de apéndices): “Para mí es un misterio cómo va a impactar esto en la economía mundial. El tema es que yo, para informarme de estas cosas, siempre miraba a Laura Raffo, porque la consideraba una de las pocas voces imparciales de los medios de comunicación. Pero ahora que se pasó a la política, tengo miedo de que en sus análisis empiece a defender a algunos grupos sociales, como los empresarios o la oligarquía. La verdad es que se me cayó una ídola”.

Raniero (padre paternalista): “Cuando el coronavirus llegue a Uruguay va a ser un desastre, porque acá nadie se va a animar a hacer lo que hay que hacer, que es matar a las personas infectadas. Porque en definitiva, ¿para qué vas a dejar que la persona siga infectando a otros, si ya no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir? Estoy seguro de que dentro de seis meses los chinos van a estar felices y con apenas un millón de habitantes menos, y acá vamos a estar en medio del apocalipsis”.