Rogado (deshollinador y Papá Noel honorario): “Sí, totalmente, porque el uruguayo es muy indisciplinado. A los chinos y a los coreanos les decís que no salgan y hacen caso, por eso contuvieron la epidemia. Pero acá, con el tema de la herencia gauchesca, todo el mundo hace lo que quiere. Por eso, además de la cuarentena general, hay que alambrar los parques, las plazas y las veredas. Históricamente está demostrado que a la gente de acá sólo la frenan los alambrados”.

Bartolomea (cónsul mercenaria): “El problema de la cuarentena general es que tendrías que mandar a la cárcel a quienes la incumplan, y no hay lugar. En todo caso, habría que largar a los delincuentes y llevarnos a vivir a las cárceles a las personas de bien que somos responsables y nos cuidamos, que a lo sumo seremos 5.000. Porque, seamos honestos, fuera de Carrasco hay muy poca gente con el nivel cultural suficiente como para entender la importancia de quedarse en casa”.

Cassandra (ayudante de cocinas y lavarropas): “Hay que confiar en las autoridades. Es como el Titanic. ¿A quién le vas a hacer caso, a Leonardo Di Caprio, que es un polizón que se subió al barco sin tener pasaje, violando todas las normas posibles, o al capitán, que te dice que no hay problema, que todo va a estar bien? Al capitán, por supuesto. Lo que pase después, bueno, son decisiones de la Madre Naturaleza, pero las reglas se respetan. Prefiero morir de coronavirus que de anarquía”.