Ni bien se declaró oficialmente el primer brote de coronavirus en Uruguay, miles de personas comenzaron a ofrecer ayuda a sus compatriotas en forma desinteresada, al tiempo que modificaron sus hábitos en forma bastante responsable para combatir la pandemia. Según un investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, “esto demuestra que los uruguayos nos volvemos especialmente solidarios cuando nos acecha la sombra negra de la muerte. Si la posibilidad de morirse abandonado en el pasillo de un hospital porque la pandemia provocó un colapso del sistema asistencial se vuelve algo probable, entonces nos transformamos en mejores personas”.

El experto considera además que estos cambios “también permean el terreno político”. “En momentos en que se hace evidente que la acción del Estado es fundamental para evitar el apocalipsis, los uruguayos empezamos a aceptar de buena gana que hay que pagar impuestos para que las instituciones públicas puedan garantizar el bienestar de toda la ciudadanía, sin excepciones”.

El investigador aclaró, de todas maneras, que es muy difícil estimar cuánto durará esta nueva actitud. “Como no se sabe por cuánto tiempo se extenderá la pandemia, tampoco sabemos cuándo vamos a volver a ser los mismos de siempre. Pero, obviamente, el fin de la pandemia va a significar también el fin de esta ola de solidaridad y una rápida vuelta al egoísmo, la desconsideración y el hedonismo cortoplacista y algo suicida”.