Nuestro país está atravesando una grave crisis. Una de verdad. Las consecuencias socioeconómicas, además de las sanitarias, pueden ser muy grandes.

En dos semanas, 70.000 personas fueron enviadas al seguro de paro, de las cuales 5.000 fueron despedidas, lo que nos da un índice de hasta dónde podemos llegar.

El nuevo gobierno tuvo que afrontar esta grave situación recién asumido. Eso no es nada fácil.

Asumieron con un sistema de salud reformado en el sentido de la universalización, con un sistema de protección social muy extendido y con fortalezas económicas y financieras importantes. No es poco.

En sus primeros días anunciaron la suba de tarifas, sorprendentemente por encima del Índice de Precios del Consumo, la suba de impuestos por medio de la reducción de exoneraciones del IVA, y tuvieron una actitud muy tibia desde el Banco Central del Uruguay (BCU) ante la suba del dólar. Nada de esto nos gusta, pero el presidente está en su derecho de impulsar lo que cree correcto. Para eso ganaron las elecciones.

Lo que sí constituye un grave error es la decisión del señor presidente de caminar solo. El gobierno se encerró en sí mismo. No sale, ni da ninguna señal de salir, de los límites de su “coalición multicolor”.

Han afrontado el coronavirus con un sentido correcto desde el punto de vista sanitario y socioeconómico. Insuficiente para nosotros, pero en sentido correcto.

Lo que sí constituye un grave error es la decisión del señor presidente de caminar solo. El gobierno se encerró en sí mismo. No sale, ni da ninguna señal de salir, de los límites de su “coalición multicolor”, donde dicho sea de paso, Cabildo Abierto no se la hace nada fácil.

Es un grave error, dada la magnitud de la crisis. Es una crisis nacional y por tanto merece respuestas nacionales.

El Frente Amplio (FA) está dando múltiples señales de diálogo, de espíritu de colaboración y de búsqueda de acuerdos. Así, el 19 de marzo, la Bancada Parlamentaria del FA emitió una declaración solicitando que se convocara “un ámbito de trabajo conformado por todos los partidos políticos, las organizaciones sociales y la academia nacional, a los efectos de constituir un gran acuerdo nacional”. El presidente contestó con un profundo silencio.

El 27 de marzo, el FA hace público el documento “Plan de contingencia sanitario, económico y social Coronavirus. Para preservar la salud, las fuentes de trabajo y las empresas, no aumentar la pobreza y la desigualdad y prepararse para el día después”, elaborado por buena parte de sus más calificados técnicos y considerado y apoyado por todos los sectores y bases del FA representados en su Secretariado. Allí, el FA plantea nuevamente: “Hoy, más que nunca, se debe construir un Gran Acuerdo Nacional”. Y afirma: “Solamente entre todos seremos capaces de superar esta coyuntura”.

El jueves 26 de marzo, el presidente del FA, Javier Miranda, le solicitó al señor presidente de la República que recibiera a una delegación del FA para hacerle entrega del documento e iniciar un diálogo nacional. El viernes 27 se le contestó que el señor presidente podía recibir al FA recién el viernes siguiente. Finalmente, la reunión quedó fijada para este martes.

El señor presidente ha prescindido de la mitad del país.

El viernes 27 hizo importantes anuncios económicos. Todos sabemos que ante una crisis de esta naturaleza la tendencia natural del FA sería recurrir a aportes de los sectores más ricos de la sociedad, probablemente por medio del aumento de los aportes de las franjas más altas del IRPF y del Impuesto al Patrimonio. También todos sabemos que en la misma situación la coalición de gobierno va a preferir que aporten los trabajadores y no los sectores más privilegiados.

Eso ya se presupone. Lo que no se presupone es que el gobierno sólo aplique su punto de vista sin considerar en lo más mínimo lo que le dice la oposición, que representa a la mitad del país.

El FA no se opone a las medidas propuestas. Sí las considera muy inequitativas. Notoriamente. Por eso era imprescindible buscar un acuerdo.

¿Por qué el gobierno toma el camino solo? Quizá por soberbia, quizá por estrategia, apostando a ser los únicos “salvadores de la patria”. Ambas razones son muy malas.

Es más, algunos de sus más calificados voceros se han dedicado a denostar al ex presidente Tabaré Vázquez y a intentar responsabilizar al gobierno anterior por la situación a la que se enfrenta la pandemia, sin decir una palabra sobre que le pidieron a Marcos Carámbula y a su equipo que se quedaran y nombraron a las nuevas autoridades de la Administración de los Servicios de Salud del Estado recién a tres semanas de asumir.

Recién comienza el gobierno. Son cinco años. Esto no es bueno. El FA está abierto a buscar un acuerdo. Ojalá recapaciten.

Jorge Rodríguez es presidente del Partido Demócrata Cristiano, Frente Amplio.

  • Escribimos esta columna cuando el Presidente había diferido la reunión con el FA para el próximo viernes. Valoramos que se haya adelantado para el día martes. Valoramos también que la delegación del FA resalte el ánimo de diálogo de la reunión. También que hayan escuchado los planteos del FA. Ahora lo que corresponde es que hagamos un seguimiento, sobre todo la imperiosa necesidad de establecer un subsidio equivalente a un salario mínimo nacional para los sectores informales que no pueden acceder al Seguro de Paro sin el cual un porcentaje altísimo de compatriotas no van a poder afrontar la crisis socioeconómica en sus familias. Lo del título, en una crisis de esta naturaleza, no se puede gobernar sólo desde el 49%.