Usted es la primera argentina invitada a conocer ultratumba antes de morir. ¿Cómo la hace sentir eso?
La verdad es que me alegró mucho, porque no me gusta hacer esperar a la gente, y acá me están esperando desde hace un buen tiempo. Por suerte tengo la oportunidad de explicarles que si me estoy retrasando no es por mi culpa.
¿No tiene miedo de que no la dejen volver al mundo terrenal?
No, para nada. Si no me quieren dejar salir me pongo a contarles anécdotas y seguro me echan.
¿Qué impresión se lleva del más allá?
Creo que es un lugar muy tranquilo y, lo que es más importante, con mucha gente a la que podría invitar a mis almuerzos. Me pone feliz saber que luego de mi muerte voy a poder cumplir con mi sueño de seguir con mi programa hasta el infinito.
¿Qué mesa le gustaría armar?
Shirley Temple, Adolf Hitler, Cristóbal Colón, Platón, Moctezuma y el general Perón.