Sabrina (psíquica y física): “Me parece un peligro gigantesco porque expone a miles de personas a ser atropelladas por jugadores que salen a manejar por la rambla a 150 kilómetros por hora en el auto que se compraron con el adelanto del pase. Es un problema que siempre existió, pero ahora que no hay fútbol los tipos están como locos, con mucho más estrés, y se sabe que esa es la forma que tienen de descargar tensiones. Yo esperaría a que vuelva el fútbol”.

Maldiva (relatora de ajedrez): “Otra decepción más de este gobierno. La rambla de Punta Carretas es uno de los lugares más lindos de la ciudad, donde viven muchos de los empresarios más prósperos del país. Si la llenan de gente común y corriente, ¿quién va a querer trabajar y esforzarse para prosperar y poder comprarse un apartamento ahí? No alcanza con no gravar el capital. Hay que mantener a los malla oro bien cuidados para que el resto de los ciclistas se sigan inspirando con su brillo”.

Melquíades (pacifista sobregirado): “Una pésima estrategia. Si la gente es tarada y se amontona, lo peor que podés hacer es darle más espacio, porque sentás un precedente. Se van a seguir amontonando para que les des cada vez más tramos de la rambla, después otras calles, después rutas nacionales y al final los automovilistas vamos a terminar siendo considerados criminales. Es lo mismo que pasa con las personas políticamente incorrectas y con los golpeadores de mujeres. Se invierten los valores”.