Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La curva de contagios de covid-19 sigue en descenso, y por el momento las principales preocupaciones sanitarias son dos: que los procesos de gradual reanudación de actividades se realicen con prudencia (incluyendo el reinicio de clases presenciales), y que no se complique más la situación en Rivera/Livramento.

Esto último es incierto, porque si bien las autoridades uruguayas y brasileñas acordaron considerar a ambas ciudades como una “unidad epidemiológica”, la discordancia de algunas medidas resulta problemática. En Livramento hay desde ayer toque de queda e importantes restricciones a la actividad de los comercios que no venden productos esenciales, pero no ocurre lo mismo del lado uruguayo, y cabe prever que aumentará la presencia de brasileños en Rivera.

Mientras tanto, la novela de la interna colorada sigue agregando capítulos. Ayer Julio María Sanguinetti expresó preocupación por el anuncio de que Ernesto Talvi abandonará la cancillería, pero pidió que el Comité Ejecutivo Nacional del partido no tratara todavía el asunto ni convocara al todavía canciller para que diera explicaciones, “en virtud de no existir por el momento una definición”. No se sabe bien qué quiso decir, porque la decisión de Talvi ya está tomada.

El ex presidente recibió en su casa al ministro de Defensa, Javier García, y al subsecretario Rivera Elgue, quienes comenzaron con dirigentes del Partido Colorado una ronda de intercambios, con miras a asegurar la construcción de “políticas de Estado”. García reiteró sus opiniones sobre el procesamiento de un ex soldado que ametralló por la espalda a un detenido esposado en 1972: una vez más alegó que obedecía una orden de disparar, y una vez más omitió decir qué opina de aquella orden. Tampoco aclaró qué tipo de órdenes actuales piensa que los soldados podrían vacilar en cumplir por temor a terminar presos. Sería bueno que lo explicitara, para ver si sus criterios son compatibles con una política de Estado.

Por otra parte, la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos lanzó ayer su Observatorio Regional de Precios de Medicamentos, donde se aprecian notables diferencias entre lo que se paga en 12 países de América Latina y otros nueve de referencia internacional por 286 fármacos esenciales, 124 de ellos recomendados por la Organización Mundial de la Salud para cuidados intensivos de pacientes con covid-19.

Además de revelar especulaciones oportunistas, este sitio permite comprobar que la hidroxicloroquina cuesta mucho más en Brasil –donde el presidente Jair Bolsonaro la ha defendido con entusiasmo– que en Chile, donde las autoridades no se han dedicado a destacar la presunta utilidad contra la pandemia de ese fármaco.

Cabe señalar que el uso de la hidroxicloroquina para combatir el nuevo coronavirus acaba de ser desautorizado por la Administración sobre Alimentación y Medicamentos de Estados Unidos, tras la comprobación de su ineficacia y de sus graves efectos colaterales, pese a que el presidente Donald Trump también la recomendaba, e incluso aseguró que la consumía en forma preventiva.

Hasta mañana.