Se sabe que entre las personas acaudaladas las modas corren como reguero de pólvora, pero también son reemplazadas con mucha rapidez. Es así que jugar al golf, pilotear aeronaves y coleccionar autos de lujo dejaron de ser los hobbies predilectos de los millonarios locales, que ahora optan por dedicar su tiempo de ocio a una nueva actividad recreativa: gobernar el Uruguay. “Es una moda que arrancó en marzo. Es como todo: al principio sólo un par de personas practicaban este hobby, pero con el tiempo cada vez más y más millonarios empezaron a desarrollar actividades en la Administración. Creo que hay un poco de esnobismo”, cuenta un empresario agropecuario que ahora encabeza una dirección en un ministerio.

Un propietario de una cadena de comercio minorista, que tiene un cargo en el directorio de un ente autónomo, contó que esta última actividad “me relaja mucho, sobre todo después de una jornada agotadora de trabajo”. “Es que uno está todo el día pensando cómo hacer para ganar más y más dinero, y por más que le guste, eso cansa. Por eso, si cuando terminás con tus responsabilidades diarias dedicás unas horas a hacer algo en que el resultado final te importa realmente muy poco, y en que no es la plata de uno la que está en juego, eso tiene un efecto terapéutico muy grande. Es una de las cosas buenas que tiene el amateurismo: por más que haya algunos compromisos que cumplir y algunas reglas que respetar, la presión nunca es la misma que con un trabajo de verdad”.