“Era una cosa horrible. En los whatsapp que me mandaba cuando la invitaba a tener sexo había muchísimas faltas de ortografía. A la hora de negociar el precio del servicio se notaba que no sólo era muy mala desde el punto de vista de la cultura del emprendedurismo, sino también para las matemáticas. La verdad es que esto es un desastre”. Estas declaraciones forman parte del expediente de uno de los casos de explotación sexual de menores de edad que está investigando la Justicia. Pero este no es el único hombre de negocios que se quejó del mal estado de la educación. Otro imputado declaró: “Yo sabía que la educación en este país andaba mal, pero no tomé conciencia cabal de la dimensión del problema hasta que empecé a aprovecharme de adolescentes vulnerables para concretar mis fantasías sexuales”. Según consta en el expediente judicial, este empresario dijo haberse sentido “shockeado” cuando le pidió a una joven que se encontraran a la salida del liceo y esta le contestó que hacía dos semanas que no iba. “Yo me pregunto: ¿cómo va a avanzar el Uruguay si la educación está como está? Es terrible la situación, porque a las personas de mi edad esto nos molesta y nos entristece, pero quienes más lo van a sufrir son estas jovencitas, que cuando les toque salir al mundo adulto se van a dar cuenta de que no tienen herramientas ni valores. Porque creo que el gran problema del país es que hay una profunda crisis de valores”, declaró el imputado ante el juez actuante.