Paco (obrero de la palanca de cambios): “¿Cómo, no los habían amnistiado ya? Yo voté en dos plebiscitos para que los amnistiaran. ¿Esto quiere decir que todo eso no sirvió para nada? Creo que entre los defensores de los militares hay grandes problemas de gestión. Hay que ser más eficientes. Pero bueno, si el principal defensor de los militares es un batllista, como Julio María Sanguinetti, no es raro que las estrategias sean tan burocráticas e ineficientes como en una oficina pública”.

Shirley (madre modelo de pasarela): “Me parece indignante que con todos los problemas que tiene el país se esté discutiendo una amnistía para los milicos torturadores. ¿Nadie piensa en los pobres productores rurales que tienen que traficar cocaína a Europa por las deudas que les dejaron los 15 años de fiesta fraudeamplista? ¿Para ellos no hay amnistía? Una vez que resolvamos esta injusticia yo apoyaría una amnistía para los represores, pero antes no. Es una cuestión de prioridades”.

Facundo (cazador y recolector): “Para mí deberíamos dejar atrás este triste período de nuestra historia, porque no podemos seguir cargando a las nuevas generaciones con estos temas que nos dividen. ¿Cuánto tiempo pasó desde que arrancó todo esto? ¿210 años? Hubo excesos de los dos lados. Ni Artigas era un santo, ni los españoles eran unos demonios. Si seguimos discutiendo sobre quién tenía razón, las divisiones que se generaron en aquel momento nos van a seguir persiguiendo”.