Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Si las relaciones entre partidos priorizaran las necesidades del país ante la emergencia sanitaria, habría acercamientos y aumento de la cooperación en situaciones como la actual, con un ascenso de la curva de contagios. Sin embargo, en las conductas partidarias inciden también otros factores que operan en el sentido contrario, entre ellos la creciente cercanía de las elecciones departamentales.

También es posible que algunos dirigentes piensen que, a falta de hechos que los prestigien, les conviene tratar de descalificar a otros. Sea como fuere, en la jornada de ayer hubo un claro incremento de la agresividad.

El gesto más fuerte provino de Cabildo Abierto, con un pedido formal de destitución del fiscal de Corte, Jorge Díaz, dirigido al presidente Luis Lacalle Pou. El motivo alegado es que Díaz, ante un informe periodístico sobre vínculos con el Partido Nacional (PN) de la fiscal de Carmelo, Natalia Charquero (quien dispuso que se archivara la causa contra el ex intendente nacionalista Carlos Moreira), ordenó una investigación administrativa para aclarar la cuestión y saber si existía una implicancia que Charquero no declaró. Domenech dijo también que el pasado político del fiscal de Corte “podría despertarnos suspicacias”, ya que “es público y notorio y corre el rumor que ha sido militante del Partido Comunista”.

El presidente del directorio del PN, Pablo Iturralde, le pidió una reunión a Díaz y aseguró que será para “preguntar, nada más”, sin “entrar en el mecanismo de intervenir”, pero también sin “permitir que se generen intervenciones políticas sesgadas” contra su partido, lo cual se parece realmente mucho al “mecanismo de intervenir”.

También fueron belicosas las primeras declaraciones del nuevo presidente de ANCAP, Alejandro Stipanicic, quien admitió que los resultados del ente han sido positivos “últimamente”, pero enfatizó todo lo que a su entender anduvo o anda mal. Stipanicic dejó sobrevolando la tesis, aún no demostrada, de que los combustibles están más caros que un “precio teórico de importación”.

El PN quería realizar un gesto político muy duro con el rechazo de la Rendición de Cuentas correspondiente al último año del mandato de Tabaré Vázquez. Esto no habría tenido ninguna consecuencia práctica, ya que se trata de una simple declaración de los resultados fiscales (sobre cuya veracidad no hay dudas), y aprobarla sólo significa que el Poder Legislativo se da por enterado. Atendiendo a esto, y por respeto al procedimiento tradicional, el Partido Colorado prefería votarla, y la solución hallada en la “coalición multicolor” fue agregar un artículo en que se “rechaza y condena” la gestión de gobierno durante el período de referencia. El episodio le recordó al PN, en vísperas del debate sobre el proyecto de Presupuesto, que no puede aprobar lo que desee.

En cambio, el presidente Luis Lacalle Pou logró cumplir un deseo, que era también el de Donald Trump: que el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay dijera que el gobierno de Venezuela encabezado por Nicolás Maduro es una dictadura. No había querido hacerlo el colorado Ernesto Talvi, y lo hizo su reemplazante, el nacionalista Francisco Bustillo.

Menos mal que hay resultados alentadores en la búsqueda de una vacuna contra la covid-19.

Hasta mañana.