Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El fin de semana estaba terminando cuando se supo que Ernesto Talvi había decidido “dejar definitivamente la política activa”, renunciar al Senado y no ocupar ningún cargo público ni presentarse como candidato a ninguno electivo. La inesperada noticia causó estupor y abrió grandes interrogantes.

La trayectoria de Talvi como dirigente del Partido Colorado (PC) fue breve, intensa y desconcertante. Después de muchos años dedicados a incidir en la política desde el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), en 2018 formó el sector Ciudadanos y se lanzó a competir por la postulación a la presidencia de la República en las internas coloradas. Después de unos meses realizó ajustes en el perfil de su campaña que le valieron el triunfo, con énfasis en la renovación y derrotando nada menos que a Julio María Sanguinetti. Sin embargo, luego no logró aprovechar ese envión ni mejorar el desempeño en anteriores elecciones nacionales del PC, que se mantuvo en el tercer lugar con poco más de 12% de los votos en octubre, bastante más lejos del Partido Nacional que de Cabildo Abierto.

Luego de comprometer el apoyo del PC a Luis Lacalle Pou en el balotaje, le cedió a Sanguinetti la secretaría general del partido y decidió que, en vez de ocupar la banca en el Senado que había ganado, aceptaría la propuesta de ser ministro de Relaciones Exteriores. Su desempeño en ese cargo le valió buenos registros de popularidad, pero estuvo dedicado sobre todo –al menos públicamente– a la repatriación de uruguayos que habían quedado en otros países cuando se extendió la pandemia, y a resolver el sonado episodio del crucero Greg Mortimer.

No se adaptó bien a ser un subordinado de Lacalle Pou, con quien manifestó discrepancias acerca de la conveniencia de definir oficialmente al gobierno de Venezuela como una dictadura, y del apoyo al candidato estadounidense para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo.

Cuando tenía pronta la presentación de nuevos lineamientos de política exterior, y comenzaba a realizarse la primera cumbre del Mercosur con participación del actual gobierno, anunció que iba a renunciar a la cancillería, pero no dijo cuándo. Pronto se supo que Lacalle Pou había resuelto que su reemplazante fuera Francisco Bustillo, y Talvi renunció de inmediato, haciendo saber a sus allegados que le había caído muy mal que trascendiera esa decisión presidencial, y que se consideraba víctima de una campaña de desprestigio.

Después de todo esto se esperaba que Talvi, como él mismo había afirmado, se dedicara a la conducción de Ciudadanos, y en ese sector se esperaba que asumiera como senador. Ahora llega, sin embargo, esta nueva renuncia. El ex canciller alega que sobreestimó su capacidad de adaptarse al quehacer político, y asume que eso no es lo suyo. Así, deja espacio para que Sanguinetti busque la jefatura de todo el PC, aprovechando que la estructura y los demás liderazgos de Ciudadanos no han tenido tiempo de consolidarse. Incluso es posible que Pedro Bordaberry considere seriamente la posibilidad de dejar su trabajo para el grupo City y volver a la actividad partidaria.

Hasta mañana.