Ayer se presentó formalmente la Federación Internacional de Partidos de Derecha (FIPD). Según explica la propia organización en su documento fundacional, “pretendemos ser un ámbito para el intercambio y la acción de partidos políticos de todo el mundo con sensibilidades comunes”. La organización aclara que no es “ni de izquierda ni de derecha, porque este tipo de definiciones pertenecen al pasado y ya no tienen vigencia”. A modo de ejemplo, el texto se pregunta: “¿Qué es ser de derecha? ¿Anteponer los intereses de los millonarios a los del resto de la sociedad o promover la represión sexual es de derecha? ¿Pelear por la desmantelación del Estado para que se puedan bajar los impuestos es ser de derecha? Si es así, entonces seríamos de derecha”. Pero el documento también se pregunta: “¿Y qué es ser de izquierda? ¿Condenar sistemáticamente cualquier cosa que hagan los sindicatos es ser de izquierda? ¿Defender el ascenso en la escala social por méritos propios a pesar de que la evidencia demuestra que nacer en un hogar rico aumenta muchísimo las chances de convertirse en rico es ser de derecha? Si es así, entonces seríamos de izquierda”. La FIPD concluye que “los términos izquierda y derecha son utilizados para dividir a las personas, en un momento en el que es fundamental que los ciudadanos del mundo estemos unidos. Nuestra organización pretende tender puentes con los que piensan distinto, acercarnos en lugar de alejarnos, escucharnos y respetarnos, no como los hijos de puta de la izquierda”.