El ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Bustillo, defendió la semana pasada la “diplomacia de cóctel”, que había sido criticada por quien hasta hace dos semanas ocupaba su cargo, Ernesto Talvi. Bustillo explicó que los eventos sociales son parte fundamental de la actividad diplomática y sirven para establecer relaciones con funcionarios de otros países y empresarios. Esto no convenció a Talvi, quien declaró: “Son posturas personales de cada uno. A mí la diplomacia de cóctel no me gusta. Prefiero la diplomacia de estoy un rato y me voy”.

El líder colorado aclaró que su propuesta no es que los funcionarios de la Cancillería dejen de participar en actividades sociales, sino que lo hagan “con otro espíritu”. “No está mal que los diplomáticos asistan a las recepciones, pero deben irse antes que cualquier otro con la excusa de que tienen otros asuntos que atender. De esta forma, el funcionario diplomático en cuestión se va del lugar con su imagen agrandada, porque deja la impresión de que es una persona que tiene cosas demasiado importantes para hacer y no puede andarse preocupando por pequeñeces”.

Pero las palabras de Bustillo fueron defendidas desde las propias filas coloradas. El ex presidente Julio María Sanguinetti declaró que “las sabias palabras del canciller Bustillo nos demuestran que criticar la diplomacia de cóctel es de una necedad extraordinaria. De eso va a hablar mi próximo libro, que se llamará Ernesto Talvi, la diplomacia de cóctel y la debacle colorada”.