La Cámara de Empresas de Servicios de Eventos, Fiestas y Afines presentó ayer al Poder Ejecutivo un protocolo que permita la vuelta a la actividad del sector. Este incluye algunas medidas, como la supresión de las pistas de baile, el uso de tapabocas para empleados e invitados y el establecimiento de una distancia mínima de dos metros entre las personas. Si bien el documento recién comenzó a ser estudiado, algunos actores del sector lo consideran “impracticable”. “Soy un viejo baboso desde que tengo memoria. Desde antes de ser un viejo, incluso. ¿Cómo voy a hacer para manosear mujeres si no me puedo acercar a menos de dos metros? Honestamente, esto me parece un disparate”, declaró un hombre que se dedica a acosar personas de sexo femenino en casamientos y fiestas de 15.

El protocolo tampoco cayó bien entre los tíos borrachos. Uno de ellos consideró que, en su caso y en el de varios de sus colegas, la obligatoriedad del uso de tapabocas “solamente nos complica la vida, y no sirve para nada”. “No entiendo por qué nos quieren obligar a usar tapabocas, si casi todo el tiempo nos lo estamos bajando para tomar whisky”, protestó.

El sector de los cuarentones desbundados también se manifestó en contra del protocolo, y algunos incluso sugirieron que preferirían no asistir a las fiestas en que se implemente. “Ir a una fiesta si no puedo terminar con una corbata como vincha, abrazando personas y empapándolas con mi sudor es lo mismo que no ir, pero más caro”, explicó uno de los cuarentones.