Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El 5 de febrero de 1971, que era viernes como hoy, se firmó la Declaración Constitutiva del Frente Amplio durante un concurrido acto en la antesala del Senado, con abundante oratoria. Si alguno de los presentes hizo, en aquel momento, el ejercicio de imaginar en qué circunstancias podría cumplir medio siglo esa fuerza política, parece poco probable que haya previsto qué distintos iban a ser Uruguay y el mundo. En todo caso, seguramente a nadie se le ocurrió pensar que este aniversario se iba a conmemorar sin movilizaciones debido a una emergencia sanitaria internacional.

Sin embargo, es muy posible que algunas noticias de esta edición no les hubieran resultado sorprendentes a los fundadores.

Los problemas de vivienda ya eran graves para la gente más pobre en 1971. Hoy se habla de asentamientos; entonces se usaba el término “cantegriles”, en alusión irónica a un famoso lugar de Punta del Este. Lo más imprevisible era que los desalojos de un asentamiento en nuestro país fueran tratados por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas, y que este organismo le solicitara al Estado uruguayo que los suspendiera o, en su defecto, proveyera de viviendas a los afectados.

En otros casos habrían sido necesarias varias explicaciones. Cuando se fundó el FA, ya existía el Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir), por iniciativa del hacendado y dirigente político nacionalista Alberto Gallinal Heber, pero difícilmente se podría haber imaginado que, en 2021, fuera a incluir entre sus intereses los problemas de violencia de género en el medio rural. Entre otras cosas, porque la conciencia social y política sobre esos problemas era muchísimo menor, y faltaba mucha militancia feminista para que el Estado llegara a encarar la cuestión.

También faltaba mucho para que las ideas sobre los derechos humanos llegaran a su desarrollo actual, pero luego de una breve reseña histórica los fundadores del FA podrían haber comprendido sin muchas dificultades la naturaleza de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, y por qué un senador como Guillermo Domenech sostiene ahora, en nombre de su partido, que esa institución no debería existir. Qué representa Cabildo Abierto sería seguramente uno de los asuntos más fáciles de entender para militantes izquierdistas de 1971.

Por último, también habría que explicarles muchos avances relacionados con la comprensión de cuestiones nutricionales y sanitarias, pero luego no es probable que los sorprendiese la posición del actual Poder Ejecutivo acerca del etiquetado de alimentos. Sobre todo si la explicación incluyera la magnitud de los intereses económicos involucrados, y el poder internacional de las grandes empresas productoras de alimentos poco saludables.

Quizá lo que más les habría costado entender hace 50 años a quienes fundaron el FA son algunos problemas actuales de esa fuerza política. Pero eso les toca entenderlo y resolverlo a los de hoy y a los que vienen.

Hasta el lunes.