Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Hasta mediados del siglo pasado había piezas publicitarias con médicos ficticios y también verdaderos que recomendaban fumar. Luego la evidencia sobre los perjuicios de ese hábito comenzó a difundirse cada vez más, pero las empresas tabacaleras han tratado hasta hoy de contrarrestarla cuanto pueden (y no es poco lo que pueden). Con el calentamiento global pasa algo parecido, pero los intereses económicos en juego son muchísimo mayores.

La resistencia a las medidas necesarias para evitar el cambio climático ya no tiene aliados académicos de peso, pero persiste en el escenario político, donde fue posible que alguien como Donald Trump llegara a la presidencia de Estados Unidos y, desde ella, operara para desacreditar los consensos científicos y retirara a su país del Acuerdo de París, firmado en 2016 para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero.

En las elecciones estadounidenses del año pasado, como sabemos, Trump fue derrotado por Joe Biden, quien prometió durante su campaña la reincorporación al Acuerdo de París, y firmó en su primer día de gobierno una orden ejecutiva para cumplir con su compromiso.

Como para que no quedaran dudas sobre sus intenciones, Biden impulsó la realización de una Cumbre de Líderes sobre el Clima que se llevó a cabo ayer, en ocasión del Día de la Tierra. El presidente de Estados Unidos anunció que se propone lograr que en 2030 su país haya reducido las emisiones de dióxido de carbono a la mitad en relación con las de 2005 (una meta más ambiciosa que la establecida en el Acuerdo de París).

También afirmó que el paso siguiente debe ser, en su opinión, que en 2050 Estados Unidos deje de ser responsable de un aumento del total de ese gas en la atmósfera, y compense sus emisiones con medidas en el sentido contrario. Sostuvo que lograr esto es un “imperativo moral” pero también un “imperativo económico”, porque los cambios traerán consigo la creación de millones de buenos puestos de trabajo y el establecimiento de bases más sustentables para el crecimiento futuro.

Por supuesto, habrá que ver cuánto de esto llega a convertirse en realidad, y nada indica que los poderes interesados en que esas metas no se alcancen ya hayan sido derrotados. Cabe señalar, además, que el cumplimiento de los buenos propósitos excede las posibilidades personales de Biden, que aun si lo reeligieran gobernaría hasta 2029 y tiene 78 años de edad, de modo que puede cumplir 87 años en 2030 y (poco probablemente) 107 en 2050, pero el cambio con relación a Trump es notorio y bienvenido.

Biden dijo en su discurso, respecto del calentamiento global, que “la ciencia es irrefutable” y “el costo de la inacción sigue aumentando”. Cualquier semejanza con las recomendaciones del Grupo Asesor Científico Honorario para frenar los contagios de covid-19 en Uruguay debería ser considerada.

Es muy deseable que no se mantenga el crecimiento exponencial de casos, internaciones y fallecimientos, sino que estemos ingresando a una “meseta”, pero hay que ver cuál es su altitud. Ayer se informó sobre 3.303 casos nuevos y un total de 28.267 activos, con 514 personas en CTI y 77 muertes.

Hasta el lunes.