En el Día de la Tierra, el presidente estadounidense, Joe Biden, encabezó una Cumbre de Líderes sobre el Clima, que impulsó su administración. En ese encuentro, que se desarrolló de manera virtual y en el que participaron alrededor de 40 gobernantes, Biden dijo que su país tiene el objetivo de recortar sus emisiones de carbono entre 50% y 52% para 2030, con respecto a las de 2005. Este anuncio establece una meta más alta que la asumida en el Acuerdo de París, en la que Estados Unidos se comprometió a bajar entre 26% y 28% esas emisiones para 2025.

Biden afirmó que, de ese modo, su país prevé alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. “Estos pasos colocarán a Estados Unidos camino a convertirse en una economía con cero emisiones netas no más allá de 2050”, dijo el gobernante.

Durante su campaña electoral, Biden se esforzó por diferenciarse de su antecesor, Donald Trump, en la política frente al calentamiento global y prometió volver al Acuerdo de París, que Estados Unidos había abandonado. En ese tratado, de 2015, se marcó la meta de reducir el calentamiento global a dos grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, y si fuera posible, a 1,5 grados.

Biden dijo que la lucha para frenar el cambio climático es un “imperativo moral” y un “imperativo económico”, y por lo tanto no hay otro camino que se pueda recorrer. “El costo de la inacción sigue aumentando”, dijo, y advirtió que “Estados Unidos representa menos del 15% de las emisiones del mundo. Ningún país puede resolver solo esta crisis”.

Metas chinas y europeas

Para 2030 también la Unión Europea (UE) se propone alcanzar la neutralidad climática, mientras que China, que es el mayor emisor de gases de efecto invernadero, fijó esa meta para una década más tarde, para 2060. Además, la UE llegó a un acuerdo, antes del encuentro celebrado el miércoles, para reducir sus emisiones de carbono “al menos” 55% para 2030, informó la agencia Efe. Hasta ahora esa meta era de 40%.

Varios participantes en el encuentro celebraron el cambio de rumbo en Estados Unidos. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que estaba “encantada de ver que Estados Unidos ha vuelto”, y el primer ministro británico, Boris Johnson, consideró que la postura de Biden marca un “cambio en las reglas de juego”. En noviembre, Johnson será el anfitrión de una nueva Cumbre del Clima de la Organización de las Naciones Unidas, la COP26, que se celebrará en Glasgow, Escocia, y que tiene como objetivo aumentar los esfuerzos de los países contra el cambio climático.

A su vez, el presidente chino, Xi Jinping, dijo en el encuentro que su país deberá hacer “esfuerzos extraordinariamente duros” para pasar del pico de emisiones a la neutralidad de emisiones en un “período mucho más corto de lo que le llevaría a muchos países desarrollados”. Manifestó que China “limitará en forma estricta” el aumento de consumo de carbón hasta 2025, y a partir de ese año, hasta 2030, lo “reducirá”.

Bolsonaro y el clima

Uno de los participantes en el encuentro fue Jair Bolsonaro.

En materia de medioambiente, como en otros aspectos, el presidente de Brasil ha sintonizado más con Trump que con Biden. Defiende la explotación de la Amazonia, frenó la demarcación de tierras indígenas y tomó postura a favor de los productores rurales, que deforestan esas áreas para dedicarlas a la producción.

Sin embargo, en la reunión que mantuvo con otros presidentes, el excapitán de 65 años cambió el tono y dijo que su país intentará alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. “Determiné que nuestra neutralidad climática sea alcanzada para 2050, anticipando en diez años el compromiso anterior”, dijo. Según la agencia Efe, autoridades de Brasil habían evaluado que se podría alcanzar esa fecha si se contara con recursos, unos 10.000 millones de dólares.

Bolsonaro también dijo que espera eliminar la deforestación ilegal para 2030, y afirmó que su país tiene “una de las matrices energéticas más limpias” y sólo es responsable de 3% de las emisiones mundiales. En su discurso, afirmó que su gobierno fortaleció a las instituciones encargadas de la fiscalización en materia ambiental, algo que no es cierto. De acuerdo con la revista brasileña Carta Capital, las principales entidades que tienen esa tarea, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (Ibama) y el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad, sufrieron una fuerte pérdida de presupuesto en la actual administración. En el caso de Ibama, el presupuesto para este año es el menor en dos décadas.

A los demás gobernantes, el presidente de Brasil les transmitió también que “es necesario que haya una justa remuneración por los servicios ambientales prestados por nuestros biomas al planeta, como forma de reconocer el carácter económico de las actividades de conservación”.