Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) concluyó ayer su actividad vinculada con Presidencia de la República, que había comenzado el 16 de abril del año pasado. Habrá oportunidades y necesidad de evaluar lo mucho que aportó, así como los motivos que lo llevaron a terminar su actividad, aunque estos no tienen nada de misterioso.

Como es notorio, este año el presidente Luis Lacalle Pou decidió encarar la pandemia de covid-19 de una manera sustancialmente distinta de la recomendada por los científicos, pero la diferencia de criterios puede rastrearse desde la creación del grupo. Basta con leer el breve informe al respecto en el sitio web de Presidencia, que resulta muy útil para comprender la actitud del Poder Ejecutivo ante la emergencia sanitaria.

El GACH no fue formado para asesorar directamente a Lacalle Pou, sino a Presidencia, y el matiz importa. Según el planteamiento inicial, iba a realizarle “recomendaciones científicas en las áreas de salud y ciencia de datos al equipo de gobierno Transición UY”, coordinado por Isaac Alfie e integrado también por Gonzalo Baroni, Roberto Lafluf, Hugo Odizzio y Aparicio Ponce de León. A su vez, Transición UY, de cuya existencia poca gente ha oído hablar, quedó encargado de “evaluar y elevar los informes y sugerencias al presidente de la República para la toma de decisiones finales”, en el “camino hacia la nueva normalidad”.

La integración de ese equipo era muy significativa, y sugería que las “perillas” sociales cuyo movimiento se consideraba prioritario eran las vinculadas con prestaciones del Banco de Previsión Social, cuyo directorio preside Odizzio, y la asistencia a clases. Baroni es el director de Educación del Ministerio de Educación y Cultura, y el hecho de que el designado fuera él, y no un representante de la Administración Nacional de Educación Pública, bien pudo deberse al notorio deseo presidencial de que ese ministerio tenga un papel rector en actividades que cuentan con sus propias autoridades autónomas, según lo establecido en la Constitución.

La presencia de Alfie al frente de Transición UY señaló con claridad la voluntad de mantener bajo control directo todo lo que implicara desembolsos del Estado, y parece obvio el papel de los otros dos integrantes del equipo.

Ponce de León es director de Comunicación de Presidencia y, en teoría, vocero de Lacalle Pou, aunque en los 15 meses que lleva ocupando el cargo desempeñó muy pocas veces esta tarea (una de ellas, casualmente, ayer). Lafluf fue una figura clave en las campañas electorales del actual presidente y ahora lo asesora sobre la “comunicación de gobierno”. Pocas dudan caben de que desde el comienzo se jerarquizó la importancia de los mensajes a la sociedad y la construcción de relato.

Desde el punto de vista técnico, cabe preguntarse a quién se le ocurrió que ese equipo estaba en condiciones de evaluar las recomendaciones del GACH, o incluso de comprenderlas cabalmente para transmitírselas a Lacalle Pou. Alfie y Baroni son economistas; Lafluf, publicista; Odizzio, ingeniero; y Ponce de León, licenciado en Ciencias de la Comunicación y Ciencia Política.

Después pasó lo que pasó.

Hasta mañana.