Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La interpelación a Luis Alberto Heber fue planteada por el Frente Amplio (FA) para recibir explicaciones sobre el acuerdo con Katoen Natie, que extendió hasta 2081 la concesión a esa empresa en el puerto de Montevideo y mejoró las condiciones de su negocio. Lamentablemente, las explicaciones no aparecieron en la extensa sesión del Senado que continuaba al cierre de esta edición.

El FA quería saber por qué el núcleo duro del Poder Ejecutivo negoció sin informar al sistema partidario (incluyendo al resto de la “coalición multicolor”),‌ que sólo se enteró de los resultados cuando un decreto de Presidencia formalizó el acuerdo. También pidió explicaciones sobre el contenido de esa negociación, de la que no quedó constancia documental, y acerca de los motivos de que quienes representaban al Estado la hayan llevado adelante sin disponer de informes técnicos propios, jurídicos ‌o económicos (por ejemplo, sobre las probabilidades reales de que la empresa tuviera éxito en la demanda que amenazó con presentar).

Por último, pero no con menor importancia, se pidieron los fundamentos de que se aceptaran los términos del acuerdo, que a juicio de especialistas como el colorado Edison González Lapeyre está “plagado de horrores” y muestra “la ineptitud de quienes negociaron”, además de exponer al Estado a graves consecuencias.

En rigor, Heber no respondió a nada de lo antedicho, sino que se limitó a afirmar que la demanda de Katoen Natie era legítima y que el acuerdo tendrá consecuencias muy beneficiosas, sin que ayer apareciera tampoco algún informe técnico para fundamentar esas opiniones. Por lo demás, reiteró la práctica de cuestionar con dureza lo actuado por los gobiernos del FA, esta vez en el área portuaria y las relaciones con Katoen Natie, y por el mismo camino anduvieron los senadores del Partido Nacional.

Resultó tan incoherente como significativa la posición adoptada por Cabildo Abierto, que aceptó considerar satisfactorias las explicaciones de Heber, pero con la condición de que el Senado declarara necesario renegociar el contrato con Katoen Natie y se formara una comisión parlamentaria para “aportar soluciones alternativas” a ese acuerdo.

En términos lógicos, habría que suponer que si es preciso renegociar, el acuerdo no es bueno, y que por lo tanto lo que explicó Heber no puede satisfacer a nadie. Desde el punto de vista político, el mensaje fue, sin embargo, claro: si bien Guido Manini Ríos no considera que este sea el momento de romper con la coalición de gobierno, quiso emitir una señal –contradictoria, pero señal al fin– que lo diferenciara del resto del oficialismo. Esto tendrá, seguramente, consecuencias futuras.

En todo caso, al cierre de esta edición los partidos oficialistas habían acordado plantear por lo menos una modificación específica del contrato. Además, como quería el Partido Colorado, se presentará un proyecto de ley para reafirmar las potestades de control estatal sobre los servicios portuarios, que el acuerdo con Katoen Natie relativiza, y crear una unidad reguladora y asesora en materia de tarifas. O sea que lo de “satisfactorio” es un decir.

Hasta mañana.