Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Fue un gran acierto crear el Congreso de Intendentes (CI) mediante la reforma constitucional de 1996 y desarrollarlo luego. Pero entre los méritos de esa institución, dedicada a “coordinar las políticas de los gobiernos departamentales”, no está (ni tiene por qué estar) una especial utilidad para promover políticamente a quien ocupa su presidencia rotativa.

De todos modos, la muy relativa importancia a esos efectos del cargo fue suficiente para impedir que se llegara a un acuerdo en el Frente Amplio (FA) sobre quién lo ocuparía, y hubo meses de incertidumbre con un desenlace deslucido.

Pudieron haber sido la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, o su par de Canelones, Yamandú Orsi, dos obvios aspirantes a la principal candidatura frenteamplista en 2024 que, ya sea por expectativa de beneficio propio o por resistencia al eventual beneficio ajeno, no llegaron a un entendimiento. Se manejó la posibilidad salomónica de dividir en mitades el período, pero pronto estuvo claro que los intendentes del Partido Nacional no aceptaban la propuesta y preferían que siguiera el forcejeo entre los frenteamplistas.

El intendente de Salto, Andrés Lima, no había sido tenido en cuenta porque ya ha ocupado la vicepresidencia del CI en dos períodos sucesivos, pero ante el desacuerdo entre Cosse y Orsi apeló a una fórmula clásica: “si mi nombre es solución...”.

Al general Liber Seregni le gustaba decir que cuando el FA no tenía ningún problema, se inventaba uno, y su actual sucesor, Fernando Pereira, pudo comprobar ahora cuánta razón tenía el general.

Pereira le dijo a la diaria hace unos días que se había reunido con el trío de intendentes frenteamplistas para buscar un acuerdo y que lo habían logrado “en cuestión de 40 minutos”, aunque se excusó de darlo a conocer antes de que se presentara en la inminente reunión del CI.

Esa reunión se realizó ayer, y el FA planteó formalmente la división del período entre Cosse y Orsi, que recibió la ya anunciada negativa, tras lo cual anunció que, ante el rechazo, prefería no ocupar la presidencia el año próximo, cederla al PN y mantener a Lima como vicepresidente durante un período más.

Según se dijo ayer a la diaria, esto era lo que habían acordado Cosse, Orsi, Lima y Pereira, pero, por motivos difíciles de comprender, llegar a ese desenlace requirió ayer un cuarto intermedio de casi una hora, mientras los gobernantes departamentales de la “coalición multicolor” alternaban entre el fastidio por la espera y el regocijo por lo que sólo podía interpretarse como la expresión pública de un tironeo entre sus adversarios.

En definitiva, Cosse y Orsi aplicaron en los hechos una vieja expresión bastante en desuso: “Pa’ mí, pa’ vos, para ninguno de los dos”. Tras la reunión, el intendente de Canelones dijo a periodistas que la discrepancia en el FA no era un hecho “dramático ni catastrófico”. Puede ser, pero si en vez de la presidencia rotativa del CI se tratara de la presidencia de la República durante cinco años, esos dos adjetivos resultarían muy pertinentes desde el punto de vista de la fuerza política, que tiene ahora una excelente oportunidad para reflexionar y no reiterar errores.

Hasta el lunes.