El calor abrazó y abrasó el predio de la Meseta de Artigas el fin de semana, azuzado por un viento caliente y un sol impune que le dieron marco al primer Campamento Artiguista, impulsado por los comité de base del Frente Amplio (FA) en Paysandú.

Algunos llegaron el sábado y pasaron la noche, otros aparecieron el domingo en la mañana, al igual que los principales dirigentes a nivel nacional de la fuerza política, como el presidente del FA, Fernando Pereira; la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse; y los intendentes de Salto, Andrés Lima, y de Canelones, Yamandú Orsi.

Los últimos tres fueron protagonistas de una negociación interna que se dio en las semanas pasadas. La cuestión es que el 15 de diciembre, por acuerdos del Congreso de Intendentes, le toca al FA asumir la presidencia del organismo durante todo el 2023, un año preelectoral en el que, quien tenga pretensiones electorales, deberá echar mano de todo lo que otorgue visibilidad; tal es el caso de la tríada de jefes comunales.

La propuesta del FA era que el año de presidencia se partiera en dos: un semestre a cargo de Orsi y otro de Cosse, algo que los intendentes de la coalición gobernante a nivel nacional no permitieron, por entender que debe haber una continuidad de 12 meses en la presidencia del Congreso.

En el medio, Lima se propuso como alternativa. Entonces, se dio por entendido que la pelota estaba en la cancha de Pereira, quien confirmó a la diaria que en los últimos días mantuvo una reunión en su casa con los tres intendentes y llegaron “a un acuerdo en cuestión de 40 minutos”. La idea de Pereira es mostrar “una unidad interna férrea que nos permita no sólo ganar una elección sino ganar transformando” y para eso “las candidaturas no pueden ser un obstáculo al crecimiento del FA”, sino que “tienen que ser un impulso”.

“Los candidatos o candidatas tienen que jugar un papel activo en fortalecer al FA”, pero “nadie gana sin FA ni sin unidad; cuando no estuvimos lo suficiente unidos siempre nos hemos llevado algún golpe”, analizó Pereira, y adelantó que no detallarán en qué consiste el acuerdo hasta no presentarlo en el próximo Congreso de Intendentes, dentro de tres días.

Lo mismo confirmó Lima, también en diálogo con la diaria: “llegamos a un acuerdo entre los tres intendentes y tienen el apoyo de la fuerza política, Fernando Pereira es el que lo va a comunicar”, se limitó a decir, aunque sí se explayó en la idea de que en estos momentos se está “transitando un período distinto de consolidación interna de la fuerza política y de crecimiento”, más “en el interior, que es donde se debe dar ese crecimiento del FA”.

De todas formas, entendió que “hay que mirar para adelante, hubo dos años y medio de autocrítica, si seguimos con la autocrítica perdemos los objetivos fundamentales que tenemos, eso es lo que estamos haciendo, trabajando en la militancia y en la unidad”.

Memoria y apropiación

¿De dónde surge la idea de generar el encuentro en Paysandú? Según explicó a la diaria la presidenta departamental del FA, Gabriela Fallini, la propuesta fue de las bases, primero por la necesidad “de recuperar el memorial a Líber Seregni, que fue vandalizado hace dos meses”, pero también porque “Paysandú tiene algo con la meseta y el frenteamplista tiene a su vez esto que no se siente parte, porque es un lugar del que se ha apropiado mucho la derecha”.

Sin embargo, el frenteamplismo sanducero “reivindica la meseta y el ideario artiguista; acá están esparcidos los restos de Líber Seregni, entonces queremos recuperar este lugar que es más nuestro que de nadie”.

“Quizá no logramos visibilizarlo, y no logramos sentirnos parte. Nosotros somos artiguistas, el FA nace para reivindicar el ideario artiguista”, añadió, y contó que “previo a este encuentro cada comité hizo una actividad en la plaza de su barrio y todas las actividades fueron con motivo de fogones artiguistas, la idea era encontrarnos entre todos” en el encuentro final.

A su vez, Paysandú es una rareza: si bien el Partido Nacional triunfó en las elecciones departamentales de 2020, en 2022 fue el único departamento donde no hay un gobierno frenteamplista en el que la propuesta del Sí ganó en el referéndum del 27 de marzo. Esto se debió, según Fallini, a “un trabajo realmente amplio” y “muy horizontal”, lo que permitió entender que “Paysandú tiene potencial y pudimos capitalizarlo”.

Meses después, el balance es que el Frente Amplio “se fortalece” en base a las organizaciones sociales y se va “en esa línea”. “Hicimos un plan de acción, un plan político departamental, que muestra que tenemos que estar en todo el departamento mano a mano con la gente”.

Reconstrucción

La unidad interna fue uno de los temas que atravesó el encuentro, y fue también el mensaje que quisieron dar los dirigentes con su presencia, cuestión que acordaron en la reunión en la casa de Pereira.

“Estamos hace mucho tiempo en una fase de resquebrajamiento de la unidad, 15 años de gobierno gastan”, analizó el presidente frenteamplista, y entendió que “con derecho las personas tienen disconformidades con las cosas que no se pudieron hacer”. El resquebrajamiento se dio, sobre todo, en los votos que se perdieron, según el dirigente.

“No es que los que se queden estén unidos, es que no se vayan, es que sea un paraguas que nos tome a todos”, sostuvo, y añadió que el rol de la presidencia del FA “es llegar a un metro de todos”.

Con “el FA te escucha”, una serie de desembarcos llevados a cabo en todos los departamentos del país, se visitaron “más de 300 localidades”, sostuvo Pereira, donde las organizaciones sociales están observando “el descalabro que está haciendo el neoliberalismo”.

“A la gente le empieza a molestar, le empieza a molestar que en el programa de gobierno digan que la función pública sea a través del concurso y del sorteo, y cuando el FA presenta un proyecto de ley para que entren en las Intendencias por concurso o sorteo, votan en contra, estas mentiras comienzan a molestar en la sociedad”, remarcó. También molesta que desde el gobierno “digan que el presupuesto educativo aumentó cuando los datos del MEF [Ministerio de Economía y Finanzas] dicen que bajó 139 millones en la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] y 39 millones en la Universidad”, ejemplificó Pereira.

Consultado por los escándalos recientes en torno al exjefe de seguridad presidencial, Alejandro Astesiano, y las acusaciones desde el oficialismo de que se usan las filtraciones de la investigación para “dar manija”, Pereira se preguntó “¿cuál es la manija?”. “Yo lo que hago es describir. Había un jefe de seguridad del presidente que tenía 160 custodios a su cargo, lo primero que supimos es que falsificaba partidas de nacimiento para dar pasaportes ilegítimos. Lo segundo que supimos es que funcionaba en el cuarto piso de Torre Ejecutiva, delinquían desde el gobierno, luego se supo que una empresa privada, Vertical Skyes, había contratado a Astesiano para hacer dos carpetas sobre [los senadores, Mario] Bergara y [Charles] Carrera para extorsionarlos, prácticas mafiosas para que retiren la denuncia del puerto”, manifestó, y ante el argumento de que se trata de una investigación en curso, y aún no hay definiciones por parte de la justicia, se preguntó nuevamente: “¿La gente mensajea en broma en el Uruguay?”.

“Se podrán demostrar o no, pero no hay dudas de que ahí funcionaba una organización para delinquir”, volvió a argumentar, “luego cuáles son las que se van a poder comprobar y cuáles no, no sabemos”, matizó, aunque aseguró que hoy en día “no hay un uruguayo que no sepa que hubo acciones que lindan con la corrupción en el cuarto piso de Torre Ejecutiva”, y que “en cualquier otro país ya habría seis o siete renuncias en la mesa del presidente”, o de al menos “medio Ministerio del Interior”.

“Nosotros no vamos a pedir renuncias, porque eso es lo que nos hicieron, una campaña bastante sangrienta con [el exministro, Eduardo] Bonomi”. “Cuando piden una oposición responsable, es 'haz lo que yo digo no lo que yo hago', entendió, y aseguró que al gobierno “a esta altura lo que le falta es autocrítica”, y está “en un nivel de soberbia increíble”.

Desde el FA, adelantó, tienen “la tranquilidad de que hay que dejar actuar a la justicia, pero hay que tomar las acciones políticas necesarias y en el momento oportuno”, es decir, “ir generando el tiempo para que cuando accione políticamente tenga resultados no en términos de embromar”, sino procurar “en su interpelación, si la llega a hacer, o en cualquier acción parlamentaria, ir aclarando” lo sucedido.