La Comisión por el Sí en el referéndum del 27 de marzo solicitó que las emisoras privadas de radio y televisión habiliten espacios publicitarios gratuitos para su campaña y la de los partidarios del No. La Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos (Andebu) considerará esa propuesta y su presidente la ve con buenos ojos, pero será cuestión de buena voluntad. La difusión de publicidad gratuita, garantizada en el marco de la competencia por cargos electivos, no está prevista para una consulta popular promovida por muchas más personas que las que votan a unos cuantos partidos uruguayos.

Todo lo que ayude a que la opción entre el Sí y el No esté bien fundamentada es positivo, pero no alcanza con que Andebu ceda lugar en las tandas. El referéndum del 27 de marzo le plantea una decisión muy difícil a la parte de la ciudadanía que no tiene una posición definida de antemano y que será, según indican varias encuestas de opinión, la que incline la balanza hacia un lado o el otro.

Se trata de dejar vigentes o sin efecto nada menos que 135 artículos de la ley de urgente consideración, referidos a cuestiones muy diversas. Todas afectan el presente y el futuro de Uruguay y de su población, pero no será posible pronunciarse sobre cada una de ellas por separado. Habrá que apoyar o rechazar los 135 artículos en bloque.

Esto se debe, por supuesto, a que el oficialismo reunió en un solo proyecto, sumando peras con manzanas y abreviando los procesos de debate, lo que habría sido mucho más racional presentar como numerosas iniciativas distintas.

Los artículos sobre los que habrá que decidir dentro de un mes y medio sólo tienen un común denominador claro para la gente muy alineada (no necesariamente muy informada). A otras personas les puede parecer, por ejemplo, que la participación de docentes en el gobierno de las ramas de la educación pública es un tema bien distinto de los relacionados con nuevas normas para los alquileres sin garantía o con el “derecho a trabajar de quienes no hacen huelga”.

A quienes siguen en la indecisión les puede resultar difícil analizar muchos asuntos de considerable complejidad, como el procedimiento técnico con numerosas variables que implica la “regla fiscal”, para decidir cuál o cuáles de ellos justifican, por sí solos, un voto global por el Sí o el No.

A esto se suma que los procesos de formación de opinión son influidos, cada vez más, por las reglas de juego de las redes sociales, poco propicias para los intercambios amplios y matizados. Crecen el peso de lo emocional y la reafirmación de prejuicios, y esto será sin duda una prioridad de la publicidad orientada a las personas indecisas.

En el escenario actual, puede tener más difusión e impacto una controversia sobre la Pantera Rosa que una centrada en las nuevas posibilidades de operar en secreto para la Secretaría de Inteligencia del Estado. Es crucial ganar espacios para debates de calidad, entre dirigentes y también entre gente de a pie, si coincidimos en la importancia de lograr una decisión ciudadana con fundamentos.