Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Desde el primer año de este período de gobierno, como es notorio en el bolsillo del caballero y la cartera de la dama, el poder de compra de los salarios cayó tanto en el sector público como en el privado. La versión de los hechos planteada por el oficialismo sostiene que esta desgracia se debió por completo a la crisis asociada con la emergencia sanitaria, pero desde la oposición social y política se señala que también incidió la voluntad gubernamental de reducir los desembolsos estatales y “desindexar” los ajustes salariales (o sea, evitar que acompañaran la evolución de los precios), en beneficio de las patronales.

En todo caso, cuando el valor de las retribuciones personales comenzó a caer, el Poder Ejecutivo prometió que esto sería transitorio, ya que volvería a su nivel anterior. Luego fue postergando el momento inicial de esa recuperación (según su relato, debido a la invasión de Ucrania, a la tendencia inflacionaria internacional y a otros factores externos), y sólo quedó en pie el compromiso de que el proceso culminaría al final de su mandato. No daba realmente para entusiasmarse, porque esto significaba para mucha gente pasar cinco malos años antes de volver al punto de partida, pero de todos modos era una perspectiva mejor que la que se anunció ayer.

El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social presentó en el Consejo Superior Tripartito, que integra junto con representantes de las cámaras empresariales y del PIT-CNT, las pautas para la negociación en Consejos de Salarios en los sectores más afectados por la crisis, que ocupan a unas 30.000 personas en agencias de viajes, hoteles, restaurantes, free shops, clubes deportivos y transporte turístico. Y la mala noticia fue que la recuperación del nivel de salario real para estos sectores recién concluiría en junio de 2026, un año y medio después de que Luis Lacalle Pou le entregue la banda presidencial al próximo presidente de la República.

El ministro Pablo Mieres dijo que la situación en estos sectores es muy compleja, porque son los que “han sufrido más duramente la pandemia” y se vieron forzados a suspender actividades “en distintos momentos en los últimos dos años”, y que si bien la próxima temporada turística “no va a tener problemas sanitarios”, se prevé que será difícil por la situación económica en Argentina, así que “hay que dar tiempo” para que “las empresas se recuperen” mediante convenios colectivos de larga duración.

El Ejecutivo aún no ha anunciado las pautas que enmarcarán la negociación de convenios para los demás sectores, pero por el tipo de argumentos que expuso Mieres cabe suponer que en estos el regreso al poder de compra previo a la crisis no será tan lento, y podría cumplirse el compromiso de completarlo al final de este período de gobierno. Por lo tanto, la brecha entre los asalariados que sufrieron la mayor caída y el resto se acrecentará en lo inmediato.

Es polémico que este gobierno decida dejarle al próximo problemas que difícilmente podrá resolver antes de que lleguen a su término los convenios firmados. Pero quizá lo más polémico es que, una vez más, no se prevean medidas para paliar la situación de quienes están y estarán peor.

Hasta mañana.