Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El martes por la mañana, en la Cámara de Senadores, las intervenciones sobre la renuncia del senador frenteamplista Enrique Rubio se desarrollaron en un tono amable desde todos los partidos, con frecuentes elogios al estilo del legislador que se iba. Se destacó en especial que Rubio, en su extensa trayectoria parlamentaria, se había caracterizado por defender sus posiciones con firmeza pero sin agresiones, apostando a la argumentación fundamentada y no a la descalificación.

Pocas horas más tarde, en la misma cámara, se discutió acerca de las denuncias archivadas por la Justicia sobre el acuerdo del Poder Ejecutivo con Katoen Natie y el clima se volvió tormentoso, con cruces de duras acusaciones e insultos que llevaron a suspender la sesión. Estas dos tónicas contrapuestas también están presentes en los intentos de ir definiendo las características y la agenda de la próxima campaña electoral.

Tanto en el oficialismo como en la oposición hay quienes se dedican al bombardeo sistemático y la construcción de antagonismos, pero en las encuestas sobre intención de voto para las internas de las dos mayores fuerzas políticas, el Frente Amplio (FA) y el Partido Nacional (PN), hasta el momento van primeros los precandidatos cuyo perfil se asocia menos con la confrontación, y esto sugiere que buena parte del electorado desea ese tipo de actitud en el próximo gobierno.

Todavía no se han consolidado ante la opinión pública grandes líneas programáticas de ninguno de los dos bloques que volverán a enfrentarse el año que viene, pero no da la impresión de que la campaña vaya a estar centrada en iniciativas que dividan profundamente a la ciudadanía. Tampoco parece haber, como hubo en Argentina, altos niveles de hartazgo e indignación que abran espacio para propuestas revulsivas, creando una gran brecha entre sus impulsores y el resto del sistema partidario.

Sin embargo, desde cada uno de esos bloques pero sin protagonismo del FA ni del PN, se plantean proyectos de reforma constitucional polarizadores, para los que se recolectan firmas a fin de que sean plebiscitados en forma simultánea a la primera vuelta de las elecciones de 2024.

Uno de ellos es el lanzado desde el PIT-CNT, para establecer nuevos parámetros de retiro y de retribución mínima en el sistema de seguridad social, al tiempo que se eliminan las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP), contra la opinión de la mayor parte de las dirigencias partidarias. La central sindical informó ayer que ya ha reunido casi 66.000 firmas, y expresó su confianza en que logrará llegar antes de abril a las 270.000 requeridas para que se realice una consulta popular.

El otro es el proyecto redactado por Cabildo Abierto sobre deudas personales (ver página 8), rechazado en forma aún más contundente por el resto del sistema partidario. Sus efectos inmediatos serían reducir pagos y tasas, con la consecuencia previsible y contraproducente de una retracción del crédito y mayores oportunidades para los usureros, contra los que presuntamente se dirige la iniciativa.

Es probable que la campaña del año que viene combine componentes conciliadores y rupturistas. Habrá que ver cuáles predominan.

Hasta mañana.