Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Los votos de Cabildo Abierto (CA) son indispensables para aprobar el proyecto de reforma jubilatoria, pero el partido de Guido Manini Ríos anunció que sólo la apoyará con cambios que el Poder Ejecutivo no acepta realizar. Hay quienes dudan de que esta sea la posición definitiva de los cabildantes, pero es indudable que la coalición de gobierno vive su conflicto interno más grave.

Ante el desequilibrio entre ingresos y egresos del sistema de seguridad social, el oficialismo no está dispuesto a aumentar los primeros, de modo que sólo le queda disminuir los segundos. Ese es el objetivo central del proyecto, y se plantea cumplirlo por varias vías.

Elevar la edad mínima para jubilarse aumenta los años de aporte y disminuye los de cobro para cada persona; a la vez, determina que, durante un período de transición, disminuya la cantidad total de quienes se jubilen y empiecen a cobrar. Otra vía es el cambio de la forma de calcular el básico jubilatorio que le corresponde a cada persona.

En la actualidad, para realizar ese cálculo se parte del promedio de aportes de los últimos diez años de actividad o de los 20 en que esos aportes fueron mayores. El proyecto establece, como nueva base de cálculo, el promedio de los 25 años con mayores aportes, que sólo puede ser igual o menor que el de “los 20 mejores” y, por lo general, también es menor que el promedio de los últimos diez.

CA señala lo antedicho y agrega que, como es evidente, 25 años son casi la totalidad de los 30 requeridos para establecer una causal jubilatoria común, por lo cual es casi inevitable que pasen a incluirse en el promedio años al comienzo de la vida laboral, en los que las remuneraciones son habitualmente más bajas.

Lo que reclaman los cabildantes, como condición para votar el proyecto, es que se calcule el promedio de 15 años (al parecer, los 15 con mayores aportes, aunque esto no queda del todo claro). Este cambio no sólo afectaría la disminución de egresos prevista por el Ejecutivo, sino que puede determinar, para una parte de las personas que se retiren, jubilaciones más altas que las que se calculan actualmente con base en los “20 mejores”.

Es comprensible que esto desacomode e irrite a los oficialistas alineados con la propuesta del Ejecutivo. Si CA agregara propuestas de financiamiento adicional para el sistema, el desacuerdo sería similar al que existe con la oposición, pero lo que plantea es simplemente no resolver el desequilibrio financiero.

De todos modos, el presidente Luis Lacalle Pou cosecha lo que sembró. En octubre de 2019 su prioridad era ganar el balotaje, y para ello firmó el acuerdo posible con CA y sus demás socios, muy vago en relación con los contenidos de la reforma de la seguridad social y otros temas de gran importancia.

Luego no quiso que la coalición de gobierno tuviera organismos de conducción y de elaboración programática, donde se habrían podido profundizar los compromisos. Manini ha dado numerosas muestras de sus intenciones con miras a 2024 y su estilo de hacer política, pero el presidente apostó a que era capaz de manejarlo. Ahora le llega la factura, y es sólo la primera cuota.

Hasta mañana.