Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Si se consideran los acontecimientos políticos desde las últimas elecciones nacionales, no es una gran sorpresa que ayer el Partido Comunista de Uruguay (PCU) haya anunciado que apoyará la precandidatura de Carolina Cosse en las internas frenteamplistas del año que viene, pero si ubicamos esta decisión en un proceso más largo pueden surgir reflexiones y preguntas interesantes.

Durante muchos años el PCU se apegó al criterio de que la mejor forma de definir la candidatura frenteamplista a la presidencia de la República era mediante un acuerdo interno, en lo posible por consenso y después de articular un programa de gobierno nacional.

Tras la reforma constitucional de 1996, que estableció las elecciones internas obligatorias, esto aún era –y es– teóricamente posible, pero en el FA primó la realidad política de que existían corrientes en pugna, incluso en los períodos de mayor fortaleza de Tabaré Vázquez como líder, y escasa voluntad de renuncia a la posibilidad de ganar posiciones. Además, pronto se vio que realizar internas con candidatura única no era muy atractivo para la ciudadanía, y fortalecía la imagen preelectoral de los partidos adversarios con competencia interna.

Luego de que Vázquez ganó las elecciones de 2004, se fue imponiendo en el PCU la definición de que la orientación del gobierno del FA estaba “en disputa”, y este proceso tuvo su desenlace en las internas de 2009, cuando los comunistas decidieron aliarse al Movimiento de Participación Popular (MPP) para apoyar la precandidatura de José Mujica contra la de Danilo Astori, con la intención de impulsar lo que en aquel momento se solía llamar un “giro a la izquierda”.

Sin entrar en polémicas sobre la medida en que la presidencia de Mujica concretó ese giro, corresponde registrar que en las siguientes internas, de 2014, la gran mayoría del FA (incluyendo al PCU y al MPP, al astorismo y a muchos otros sectores) se alineó detrás de Vázquez. Y que en las de 2019 el PCU presentó la precandidatura propia del entonces ascendente Óscar Andrade, compitiendo con la apoyada por el MPP, que era en aquel momento la de Cosse. Y que ahora decidió apoyar en las internas del año que viene a Cosse en competencia con Yamandú Orsi, del MPP, que presenta un perfil más moderado.

¿Será que el FA actual está más volcado a la izquierda que el de 2009, o que tanto sus posiciones como su electorado son similares, pero varios actores han ido cambiando de lugar? Lo indudable es que la corriente interna encabezada en 2009 por el astorismo ha decrecido mucho en términos electorales desde que el MPP y el PCU se aliaron para derrotarla, pese a que en las últimas internas frenteamplistas apoyó la precandidatura triunfante de Daniel Martínez, y a que el propio Astori, común denominador de los tres gobiernos nacionales del FA, fue una figura clave en todos ellos.

En todo caso, en 2009 a cualquier dirigente o votante de esa corriente le habría parecido disparatado el pronóstico de que hoy, apenas 14 años después, debería decidir si lo mejor para defender sus orientaciones es presentar una precandidatura propia o apoyar la presentada por el MPP contra la que respalda el PCU.

Hasta mañana.