Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Cabildo Abierto (CA) integra la coalición de gobierno con la clara intención de que Guido Manini Ríos gane protagonismo en la disputa por la presidencia de la República. En esta línea, se presenta como una “tercera fuerza”, distinta a la vez del resto del oficialismo y del Frente Amplio, aunque a veces propone en realidad un mapa con dos territorios, el propio y el de todos los demás partidos, a los que les atribuye concesiones similares a los intereses del gran capital, las inversiones extranjeras y oscuros poderes que impulsan desde los movimientos feministas hasta el enjuiciamiento de los terroristas de Estado, pasando por el desarrollo de energías renovables.

Sin embargo, según las encuestas CA representa hoy a una porción pequeña del electorado, menguante en relación con los votos que cosechó en 2019.

El senador Guillermo Domenech, presidente del partido que Manini conduce, ha llegado a decir que el problema es que la gente todavía no se da cuenta de que hay una “tercera vía”, y de esto se deduce con facilidad que es indispensable, en la estrategia cabildante, convencerla de su existencia.

A tal efecto, CA necesita una bandera propia más atractiva para grandes sectores de la ciudadanía que la defensa de intereses de la “familia militar”, la oposición al avance de la industria forestal o las “mejoras” impuestas a la reforma jubilatoria, que sólo la hacen un poco menos mala sin cambiar su orientación esencial. Y parece haber decidido que esa bandera debe ser la reestructura de deudas personales.

El punto de apoyo para los cabildantes es que sucesivos gobiernos han permitido el fortalecimiento, en el mercado de créditos, de actores que aprovechan la necesidad y la falta de educación financiera de muchas personas, atrapando a una parte considerable de la población en un endeudamiento crónico. Por la acumulación de intereses, este endeudamiento se vuelve muy difícil de pagar o directamente impagable, sobre todo en períodos con caída del valor de salarios y jubilaciones como el que vivimos.

A esta altura, es evidente que CA ya no está realmente interesado en negociar con otros partidos, del oficialismo o de la oposición, un proyecto de ley en esta materia que se pueda aprobar en el Parlamento. Lo que quiere es mostrarse como la única fuerza política sensible a este problema social y emprender el camino de una reforma constitucional por iniciativa popular, a plebiscitarse en las próximas elecciones nacionales. Ir por esa vía le permitiría, de paso, desarrollar su organización en todo el país para la recolección de firmas.

Por lo que se ha adelantado, la idea es que ese proyecto de reforma no se limite a establecer reglas de juego más favorables para los futuros deudores, sino que también cambie las condiciones de pago acordadas en endeudamientos previos.

Uno de los grandes problemas es que, si baja mucho la rentabilidad de prestar dinero, la oferta de crédito legal se contraiga y, al mismo tiempo, se desarrolle más el mercado de los prestamistas que operan al margen de las normas. En este sentido, Manini juega con fuego, proponiendo una iniciativa tentadora cuyos efectos pueden resultar muy contraproducentes.

Hasta mañana.