Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Las actitudes sociales en el Día de los Trabajadores se han modificado durante las últimas décadas. Llama menos la atención que haya comercios abiertos; y unas cuantas personas consideran que es una fecha para enviar mensajes de felicitación, como si se tratara del día de las madres o el de una actividad profesional.

Quizá haya quienes piensen que todo era mejor en el combativo Primero de Mayo de 1973, hace 50 años, en el marco de un profundo conflicto que culminaría poco después con la disolución del Parlamento y la huelga general. O en el de 1983, hace 40, cuando una multitud ferviente y concentrada en la proclama reconquistó el espacio público, anunciando que la dictadura se iba a acabar.

Cabe señalar, sin embargo, que en aquellos actos tan venerados no habló ninguna mujer en nombre de la central de trabajadores, aunque había, como hubo en todos los tiempos, muchas sindicalistas destacadas y ejemplares.

Los tiempos cambian, para bien y para mal, pero cada Primero de Mayo muestra también permanencias fuertes, como sucedió en el de ayer.

El movimiento sindical uruguayo mantiene, entre sus características centrales más arraigadas, una clara decisión de levantar la mirada y ubicar las reivindicaciones laborales en el marco de un proyecto para toda la sociedad. Las consignas y la oratoria no son sólo un listado de demandas como el que se presenta al negociar con las patronales; expresan una visión de los intereses de los trabajadores que abarca, como corresponde, muchos otros asuntos.

Ayer se habló de seguridad social y de seguridad ciudadana, de negociación colectiva y de tenencia compartida, de la caída del salario real y de la interrupción voluntaria del embarazo, del desempleo y del caso Marset, de la reducción de la jornada de trabajo y del conflicto en el IAVA.

Y se habló también, como se seguirá hablando este año, de un nuevo Congreso del Pueblo, en el que el PIT-CNT se propone dialogar con otras organizaciones de la sociedad, a fin de sintetizar junto a ellas propuestas programáticas actualizadas, elaborar lineamientos estratégicos comunes y organizar el avance colectivo.

El primer Congreso del Pueblo fue impulsado desde agosto de 1964 por la CNT en gestación y se realizó un año después, con participación de más de 700 organizaciones, tras un rico proceso de asambleas preparatorias. La unificación del movimiento sindical fue un proceso complejo, pero no se optó por concluirlo antes de ir al encuentro de otros componentes de la sociedad. Por el contrario, se entendió que era necesario construir la nueva identidad propia en diálogo con la diversidad del país.

Esta vocación de desarrollar amplias alianzas, más allá de la siempre necesaria tarea de reclamar y negociar mejoras laborales, les ha valido a los sindicatos, históricamente, acusaciones de “politización”, que últimamente se han vuelto cuestionamientos a que tengan ideología, como si eso desvirtuara su naturaleza. Pero es un valioso patrimonio nacional, y la razón de que, hace 50 años, hace 40 y hasta hoy, la central haya estado en primera fila para defender, con inteligencia y valentía, no sólo sus intereses inmediatos sino también la democracia uruguaya.

Hasta mañana.