Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Sabemos que durante el verano la actividad política se limita a poco más que algunos actos rituales –aniversarios, fiestas fijas–, pero también que en años de elecciones, como este, aparecen matices de lo que va a ser la campaña dura. Apuntemos, en medio de esta ola de calor, tres líneas que seguramente volvamos a observar más intensamente a medida que se aproximen las –por lo menos dos– instancias electorales que nos esperan en junio y octubre.

Una: los esfuerzos para seducir al electorado que se autopercibe cercano al centro del espectro político. Es evidente en algunos movimientos del exsecretario de Presidencia Álvaro Delgado, cuyo sector, D Centro, fue bautizado con literalidad insuperable (suponemos que la D será por Delgado, además). También es detectable, por caso, en las recientes apariciones de Rafael Michelini junto a Carolina Cosse, quien con la cercanía al exsenador seguramente busque diluir la idea de que los sectores que la apoyan son los que están más volcados a la izquierda del dial.

Dos: el oficialismo tiene conciencia de que parte en desventaja y precisa de cada dirigente. La victoria del Partido Nacional en 2019 fue ajustadísima y ahora hay viento en contra; para reiterarla, no puede darse el lujo de perder socios. En ese esquema resultan previsibles las reuniones del presidente Luis Lacalle Pou con figuras de primera línea de su colectividad y también cobran sentido movimientos menos esperables, como su hipotético espaldarazo a una precandidatura problemática como la de Juan Sartori y su orden de reanimar al cadáver del Partido de la Gente. Acá no sobra nadie, parece ser la consigna.

Tres: la disputa territorial tendrá un protagonismo inédito. Tras la derrota de 2019, el Frente Amplio identificó una de sus debilidades en la falta de apoyo en el interior del país. El nuevo presidente de la fuerza política, Fernando Pereira, se dedicó a organizar encuentros e instalar comités en todo el país, y, con lógica similar aunque con razonamientos paralelos, surgieron las precandidaturas del salteño Andrés Lima y del canario Yamandú Orsi, verdaderas novedades en una colectividad con dirigencias montevideocéntricas.

Por ello, es esperable que en 2024 el Frente Amplio le dé una impronta diferente a su campaña en el interior, y que desde la coalición oficialista se busque contrarrestar las incursiones en zonas que controla desde hace tiempo. La presencia de Orsi, Lacalle y otros muchos dirigentes políticos en el evento agropecuario de San Bautista, cuya crónica pueden leer en estas páginas, es parte de una batalla “pueblo a pueblo” que se prolongará durante varios meses y que seguramente produzca nuevos rounds entre el intendente de Canelones y el presidente (o su delfín).

Hasta el lunes.