Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Un caso como el de Conexión Ganadera deja expuestas tantas aristas de interés público que, por momentos, cuesta seguirles el ritmo a las noticias que se publican sobre el tema. Este lunes hubo dos acontecimientos judiciales significativos: un juzgado de crimen organizado ratificó el cierre de fronteras por 180 días para los tres socios de la empresa y se decretó el concurso de acreedores, con un embargo por 250 millones de dólares.
Otro coletazo vinculado a la crisis del fondo ganadero es el envío al seguro de paro de 450 operarios del frigorífico Casa Blanca de Paysandú. La versión de la empresa es que algunos productores dejaron de enviar ganado para faenar cuando se enteraron de que había una deuda por 27 millones de dólares con la familia de Gustavo Basso. La “pérdida de confianza”, según explican, provocó una baja en el nivel de producción y eso terminó afectando a las 450 familias (otros 80 trabajadores siguen en actividad).
Casablanca es un pequeño pueblo de 900 habitantes que depende casi que exclusivamente de las fuentes laborales del frigorífico. Sin llegar a ese nivel de dependencia, las economías de Colonia del Sacramento y Las Piedras también sentirán un fuerte cimbronazo por el cierre de Yazaki, que dejó sin trabajo a 1.100 personas.
El gobierno saliente no se paró de igual manera frente a estas dos situaciones. El 30 de enero, apenas se confirmó que la multinacional japonesa abandonaba el país, el director nacional de Trabajo, Federico Daverede, responsabilizó a los trabajadores por la crisis. “El sindicato tiró de la piola y la piola se rompió”, dijo Daverede a Montevideo Portal.
No hay datos que sostengan lo que afirmó el director de Trabajo. Según la diaria Verifica, entre finales de 2022 y el cierre de la empresa se registraron 52 horas de algún tipo de actividad sindical con paro de actividades (en un caso porque no les otorgaron la media hora de lactancia a las funcionarias). No es una situación de conflictividad alta y ni siquiera la empresa fundamentó la decisión de abandonar el país en esos términos.
Daverede tuvo la oportunidad de asumir el papel de un gobernante equidistante que reacciona con preocupación frente al drama que enfrenta cualquier persona que pierde su trabajo. Pudo hacerlo, pero no lo hizo. En lugar de eso, decidió jugar en la cancha chica. No hubo referencias a la “responsabilidad social empresarial” ni rezongos a la empresa japonesa por abandonar el país sin aviso previo. Por esa misma fecha, la química Isusa anunció una reestructura debido al aumento de los costos laborales y la “pérdida de competitividad”. En buen criollo, le avisó al gobierno que está en problemas. Además de criticar al sindicato, Daverede pudo mínimamente reprocharle a Yazaki que no tuvo un gesto como el de Isusa. Pero no lo hizo.
Las maniobras fraudulentas de los empresarios de Conexión Ganadera ya habían perjudicado a miles de ahorristas y ahora provocaron el envío al seguro de paro de 450 trabajadores sanduceros, débilmente sindicalizados. El director de Trabajo no ha compartido por ahora sus interpretaciones sobre el asunto.
Hasta mañana.