Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El nuevo ministro del Interior, Carlos Negro, no ha fijado objetivos numéricos de reducción de los delitos ni le da prioridad a la visibilidad de los operativos policiales. Está organizando un encare distinto para la “prevención integral del delito y la violencia”, que no involucra sólo a la secretaría de Estado que dirige.
La preocupación de la ciudadanía por el aumento de la violencia es una constante desde hace muchos años, pero a menudo las ideas sobre lo que debería hacer el Estado al respecto no se han centrado en las raíces del problema sino en algunas de sus consecuencias.
Gran parte de los homicidios que más alarman a la población se vinculan con el avance del crimen organizado, cuya manifestación más visible es el narcotráfico, pero que incluye necesariamente otras actividades menos notorias.
El crimen organizado puede sobrellevar el cierre de las bocas de venta de drogas ilegales al por menor, que son un aspecto lateral y relativamente menor de sus operaciones. Para que estas se mantengan y se expandan, son esenciales otros requisitos, que implican complicidades y corrupciones en las sombras. Entre ellos, la viabilidad del tránsito y el acopio en gran escala, y del lavado de activos.
La penetración en Uruguay de cadenas delictivas internacionales se debe a un cálculo de ventajas comparativas. Otros países han dificultado sus operaciones, en el nuestro mejoraron las condiciones para realizarlas, o sucedieron ambas cosas.
El despliegue policial en los barrios es sin duda necesario, pero su utilidad resulta relativa si no es acompañada por otras acciones. Por un lado, las de inteligencia, que determinan en gran medida la eficacia y la eficiencia de los procedimientos. Por otro, las de prevención de los delitos indispensables para el crimen organizado.
En la última edición de Fin de semana publicamos una nota sobre posibles causas de varias estafas en gran escala que se descubrieron en los últimos años, incluyendo las de fondos ganaderos. En todos los casos hubo promesas de inversiones muy lucrativas y pérdidas millonarias en dólares para las víctimas. La opinión de especialistas destaca que faltan controles adecuados y penas acordes a la gravedad de los delitos. La gran pregunta es si en estos casos hubo sólo estafa a inversores o también captación de dinero del crimen organizado, que aprovechó estas vías financieras para el lavado de sus ganancias.
El contralor inteligente y riguroso no sólo es necesario para prevenir daños como el causado por Conexión Ganadera, sino también para evitar y desalentar la inserción de Uruguay en las rutas del delito internacional. También es preciso, entre otras cosas, reforzar los recursos y el rigor de la Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo, y de los procedimientos vinculados con la exportación, cuya debilidad ha permitido el pasaje de grandes cargamentos de drogas.
Este tipo de medidas, que urge y que las actuales autoridades ya consideran, es tanto o más relevante que el despliegue barrial de la Policía para revertir el aumento de la violencia criminal.
Hasta mañana.