Posturas
El malentendido democrático
Luego de la columna en la que hablé de los asuntos que podían herir la sensibilidad de algunos lectores, así como de las prerrogativas que las distintas secciones de un diario tienen para manejar con más o menos libertad la ironía o la irreverencia, algunos lectores me escribieron para manifestar su acuerdo o sus discrepancias. Me interesan los últimos, porque me hicieron recordar algo que siempre me rechinaba de la publicidad que la diaria tenía en televisión, y que decía algo así como que hay diarios que “eligen arrodillarse sólo frente a sus lectores”.