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la diaria

Defensor del lector

Posturas

El malentendido democrático

Luego de la columna en la que hablé de los asuntos que podían herir la sensibilidad de algunos lectores, así como de las prerrogativas que las distintas secciones de un diario tienen para manejar con más o menos libertad la ironía o la irreverencia, algunos lectores me escribieron para manifestar su acuerdo o sus discrepancias. Me interesan los últimos, porque me hicieron recordar algo que siempre me rechinaba de la publicidad que la diaria tenía en televisión, y que decía algo así como que hay diarios que “eligen arrodillarse sólo frente a sus lectores”.
Posturas

Permisos y profanaciones

En las últimas semanas llegaron a la defensora del lector mensajes de diversos lectores que hacían notar su disgusto con viñetas aparecidas en las páginas de humor y con la tapa del 12 de febrero: una foto que mostraba cómo un rayo caía sobre la basílica de San Pedro momentos antes de que Benedicto XVI anunciara su renuncia, con el titular “Bajó la papa”.
Posturas

Decisiones apresuradas

Como seguramente todo el mundo se imagina, la tapa de un diario es, por muchas razones, el punto vital más expuesto. Hace unos pocos días, el jueves 24 de enero, el diario El País, de España, publicó una supuesta foto del presidente venezolano Hugo Chávez intubado. El error fue un escándalo y los lectores no demoraron en hacerse oír. Salvando las distancias, dos errores en dos tapas de la diaria motivan esta columna.
Posturas

Cómo nombrar lo que existe

La objeción hecha por un lector a la expresión “mujeres trans” -usada por Marcelo Jelen en una nota de opinión publicada el 28 de setiembre- nos obliga a intervenir, una vez más, en un territorio no delimitado por normas claramente establecidas.
Posturas

Alcances de la opinión

la diaria recibe numerosas críticas por los espacios que no son, propiamente, informativos: las críticas de la sección Cultura, las columnas de opinión y las páginas de humor. Precisamente sobre columnas de opinión se manifestaron dos lectores recientemente, y me interesa traer esas intervenciones como problema para que pensemos juntos en las múltiples formas de recepción de los contenidos de la diaria.
Posturas

Disculpas y aclaraciones

Varios asuntos han llamado la atención de los lectores en los últimos días. Como suele suceder, algunos son de respuesta sencilla y otros nos enfrentan a problemas que debemos discutir y que no siempre podemos resolver.
Posturas

Razones y disculpas; trabajar juntos

Quejas por la crónica del espectáculo de McCartney, reclamos por la falta de cobertura del espectáculo de Serrat y Sabina, y comentarios sobre al lenguaje manejado en las reseñas de la sección Cultura son algunas de las cuestiones que en esta columna responde la defensora del lector.
Posturas

Enfoque y estilo, el difícil equilibrio

No nos podemos quejar: desde el 1º de marzo la casilla de la Defensoría ha venido recibiendo muchos mensajes, todos ellos respetuosos y orientados a colaborar para que la diaria salga cada día mejor. En algunos casos los lectores simplemente señalaron erratas (y se les respondió, a veces a sus casillas personales y en algún caso desde las páginas del diario), pero en otros plantearon diferencias con el tratamiento dado a la información, sobre todo en temas políticos y en notas de corte crítico.
Posturas

De ida y vuelta

La defensoría de lectores debería ser el ámbito en el que se potencie y se desarrolle la comunicación, incorporando las inquietudes de los lectores a la tarea de los periodistas, pero manteniendo a los primeros al tanto de las posibilidades reales que los segundos tienen de hacer esto o aquello. Mi idea es también contribuir a formar un tipo de lector más exigente, pero también más al tanto, más consciente de las posibilidades y de las carencias que tiene una publicación diaria con las características de ésta.
Posturas

Cierre y balance

En julio de 2008 la diaria anunciaba la puesta en marcha de la primera defensoría de los lectores de la prensa diaria uruguaya. Desde ese día tuve el honor de aprender junto a todos ustedes a desarrollar esa difícil tarea. Si algún lector comprendió que el derecho a la información no pertenece a los medios de comunicación sino a sí mismo, y que es él quien debe exigir esa libertad, me doy por satisfecho.