Buscar un tablado abierto

¿Quién puede asegurar que todos los tablados cierran sus puertas cada vez que se pone a llover? El sentido común podría ser la primera respuesta. La lluvia y las tormentas eléctricas resultan un gran problema para los cableados y los sistemas de amplificación que se disponen en cada barrio con el fin de que las voces y las melodías de los artistas puedan llegar intactas a las últimas filas, lejos de la platea. De un mal parecido sufren los vendedores de productos porcinos a la parrilla, que tienen que hacer magia para que sus platos no pierdan la necesaria temperatura con la que conviene consumirlos.

Pero los que más sufren son los murguistas; sobre todo, los de las murgas que hicieron el esfuerzo de presentarse bien vestidas y con brillos. Es de público conocimiento que dicha vestimenta cuesta mucho dinero, no solamente por el valor de las materias primas sino por su fina y trabajosa confección, por lo que parece la mayor de las infamias exponer uno de esos trajes al agua de un chaparrón común y corriente.

Esto, de todas formas, no impide que algún dueño de escenario aproveche la volada y le dé a aquel que salió recorrer Montevideo con fisura carnavalera la alegría de la noche, o de la madrugada; aunque sea con un conjunto fuera de concurso. Se empieza por las ganas y luego se busca. Están los escenarios en los centros comerciales (teatro Movie o el auditorio del Sodre a partir del 31 de enero). Y si no hubo ninguno abierto, al menos se recorrió y tuvo, esa o ese que igual salió de pinta, una estela de ilusión para guardarla hasta mañana.

Prender la radio

Las propuestas carnavaleras en el dial no dejan a pie a nadie, o más o menos. Pero son muchas y variadas tanto en la frecuencia de AM como en la de FM. Ya no podremos escuchar las voces de Eloy Calvo, que se fue hace poco, o la de Néstor Pallares, tal vez el más icónico de los comentaristas de la fiesta de Momo; un periodista de otra época, como todavía no los hay.

Sin embargo hay muchos valores que han sabido leer y formarse en la materia, no solamente para saber más sobre la buena aplicación del reglamento oficial, también para comprender la esencia de las obras parodiadas, la intención del poeta murguero y el lenguaje lleno de signos de una coreografía en la categoría de revistas. Otros, tan necesarios, han dedicado su vida a la estadística y a la exactitud histórica y nos aportan datos, para la mayoría olvidados y que dan sentido a este carnaval pandémico y con drones, tan diferente al que una vez conocimos.

Sería bueno, en este sentido, que las transmisiones radiales sepan que la soledad y la ausencia de conjuntos en vivo sobre un escenario no se soluciona con grabaciones de actuaciones comprimidas en formato mp3. No tienen nada de malo para otros días; hay quienes, incluso, las prefieren para sus domingos antes del almuerzo, pero el que prende la radio cuando no hay etapa necesita comunicarse, escuchar voces reales de gente viva diciendo lo primero que se le ocurra; no hay ninguna exigencia en ese sentido; se trata de cubrir el lugar vacío que sólo puede ocupar otra noche de tablados o la indignación de un periodista de carnaval al que se va la vida discutiendo con un oyente por la cantidad de murgas que deberían clasificar para una liguilla.

Ver videos en Youtube

Esta experiencia puede acercarnos un poco a lo que necesitamos. Si encontramos un link con una actuación de Los Gaby's y logramos desconectarnos brevemente de la realidad, hasta podríamos pensar que estamos ahí, a oscuras, como cuando todavía no habían ingresado al Teatro de Verano las grandes empresas de iluminación, la TV grababa a los conjuntos con una cámara amateur, y el público podía disfrutar de espectáculos de carnaval bajo un estética nihilista, en perfecta sintonía con la sensibilidad de la posdictadura.

Por otro lado podemos contar con el algoritmo de Youtube, que nos hará compañía y nos mostrará con elegancia y cuidado muchos otros videos de Los Gaby's, pero también de Aldo Martínez, que salió en Los Gaby's y luego también en Nazarenos, Zíngaros y Caras y Caretas, uno de los conjuntos de la historia de la categoría parodistas que salió mejor vestido.

Pero Aldo también cantó en Sonora Palacio y el algoritmo lo sabe, así que podríamos pasar un buen rato entretenidos sin hacer el menor esfuerzo y, en el peor -o mejor- de los casos, quizás terminemos viendo una charla TED que nos permita darnos cuenta de cómo hemos desperdiciado la mayoría de nuestros años de vida viendo VTV.

Otras opciones

Pensar en sacar un conjunto

La otra cara de la moneda. Tomar la iniciativa de verdad, sin permitir que otro decida por nosotros y entrar al juego con voz y voto. Se necesita dinero, eso es innegable, sobre todo si se pretende sacar a la calle un conjunto bien vestido, pero ese no debería ser un impedimento para soñar con nuestra propia propuesta carnavalera. Sería cuestión de hablar con amistades, de poner un aviso en el diario, de buscar una figura algo caída en desgracia pero con historia y buenos contactos en el jurado. Luego habría que pensar en grande, e imaginar un espectáculo que llame la atención para hacer muchos tablados. A la hora de escribir los libretos se puede volver a Youtube o prender la radio y escuchar cómo se hacen, en qué parte es conveniente emocionar al público y cuáles son las formas más efectivas para hacerlo reír.

La música no nos debería preocupar. Buena parte de los conjuntos usan pistas grabadas que se pueden descargar legalmente de diferentes páginas web destinadas al karaoke, y es infinita la cantidad de artistas y canciones que afortunadamente han sido interpretados con este fin. “The Final Countdown”, del grupo sueco Europe, sigue siendo una gran elección. Ah, y ahí mismo, en internet, también podrán encontrar páginas enteramente dedicadas a chistes cortos, con los que se han logrado hilvanar espectáculos enteros de carnaval.

Buscar a Molina

Lo más probable es que haya vuelto al bar. En ese caso sería un periquete, pero qué momento, ¿no? Encontrarlo después de tanto tiempo, cuando ya nadie pregunta, sentado frente a una máquina tragamonedas. Porque cambió todo en ese lugar; tiene wifi, delivery, comida vegana, aunque se conservó el mobiliario y el color de la pintura de las paredes, por el aspecto vintage que está moda.

Pero puede haber viajado al extranjero, o al interior. Usemos este tiempo libre de noche sin tablado para preguntar de vuelta: “¿No lo vieron a Molina, que no pisa más el bar?”. Alguien debe saber, y se puede empezar copiando la pregunta en nuestros grupos de Whatsapp. Siempre hay uno que tiene un dato. Debe de tener parientes, un perfil de Facebook, un Instagram; por ahí abrió su propio bar en Palermo o en el Parque Rodó.