La murga Mi Vieja Mula (MVM) se caracteriza por sus personajes. El año pasado, primero en el que participaron del Concurso Oficial de Carnaval, presentaron a los turistas del primer mundo en Uruguay, con su particular manera de hablar, vestimenta colorida y alegría.

Este año el conjunto optó por un camino opuesto, subiendo al escenario a “El Payaso Vinagre”, un hombre otrora famoso y reconocido, enojado por los cambios del mundo que dejaron su humor y sus posturas políticas obsoletas. En su segundo año de concurso MVM pasó a la Liguilla y presentará su espectáculo en el Teatro de Verano este viernes 17 de febrero.

Sebastián Mederos, letrista, puestista e integrante del coro de MVM, contó a la diaria sobre el personaje del Payaso Vinagre: “Después de los turistas pensamos algo que fuera dentro de un personaje, pero radicalmente opuesto. La idea surgió por algo que nos pasó el año pasado. Había gente a la que no le gustaba el espectáculo por una resistencia a no aceptar la diversidad, no era una valoración meramente de ‘me gustó o no’, era como ‘yo voy a combatir contra esto porque están transgrediendo el género murga’. Nos pareció una postura súper interesante para aplicarlo a muchas cosas de la vida. El personaje es alguien que fue exitoso hace muchos años atrás con un tipo de humor que ya no se ve con buenos ojos”.

En los cuplés la murga aborda temáticas políticas, de paternidad, sociales. Sobre esa elección Mederos relató que les pareció “interesante cómo hacen política desde la demagogia, que a veces no tiene mucho pienso. El salpicón busca más el aplauso fácil que otra cosa”. Está también el bloque del “apolítico” que “se inspira en la gente que está tan en la suya que tampoco tiene convicción política fuerte”.

El año pasado el cuplé de Varones Carnaval fue uno de los más comentados, causó grandes niveles de repercusión porque abordó una temática sensible, vigente y referida a la fiesta de Momo. Esta vez quisieron apostar por el mismo camino, hablar de temas que los y las movilicen, y así surgió el cuplé de la hija del Payaso Vinagre, una mujer que va a visitarlo ya adulta con su pareja mujer y le cuenta que van a adoptar un hijo.

“Se nos ocurrió la construcción de la hija también muy estereotipada, opuesta a él, para hacer el choque de mundos y mostrar una realidad de determinadas paternidades que son bastante comunes y atraviesan a todos los ambientes, cómo se estructuran las familias”, explicó Mederos.

El cuplé “tiene el epílogo de qué pasa con esas prácticas de los varones, la prostitución y el debut sexual, pero sentíamos que faltaba algo, se nos generó la necesidad de hacer una reflexión sobre eso y apareció la canción de Romina [Repetto, la directora]”, que plantea la postura de un hombre viejo sobre la prostitución y el trabajo sexual.

Con respecto a la propuesta estética de la murga, que sale vestida y maquillada en escala de grises, Mederos dijo que “fue desafiante en general, lo visual, la manera de cantar, la postura, la musicalidad; es transgresor”. Al principio dudaron de si se lograría la visión escala de grises, pero “hubo un laburo increíble de vestuario y maquillaje. En el desfile ya tuvo el primer impacto y nos dimos cuenta de que tenía pila de potencial funcional a la idea. En carnaval muchas veces en esto del lujo se ven cosas hermosas pero están descolgadas de la propuesta”.

Para armar el personaje del Payaso Vinagre hubo trabajo de investigación. Mederos señaló que gran parte consistió en recoger las críticas al espectáculo del año pasado, pero “el recurso más grande fue ver comediantes argentinos de los 80, las formas particulares de hablar, de moverse, de expresarse”.

El trabajo interpretativo de elegir un personaje y construir todo el espectáculo con sus parámetros “exige mucho, sobre todo porque es un proceso que no empieza cuando arranca el espectáculo. A veces parece que es de graciosos, pero nos sirve estar en ensayos y en la previa en personaje. Si tenemos una particularidad es esa de sentir que si profundizamos el discurso del personaje podemos decir cosas que si las dijéramos desde la murga tendríamos que buscar otros caminos”.

Para Mederos construir un personaje y mantenerlo “es una herramienta súper potente porque nos permite buscarle la vuelta y mostrar cosas diferentes que se recuerden. Para mí y para el grupo vale mucho porque es arte y está bueno que sea recordado. La murga desde 2012 fue buscando ese estilo, cuando decimos que hacemos tal cosa vamos a fondo. También hay insumos del carnaval de Cádiz donde sostener un personaje está más legitimado. Es una forma de expresar un espectáculo que da muchas posibilidades, también genera limitaciones, pero es el desafío al combinarlo con el género murga”.

El letrista agregó que muchas veces les dicen que a MVM no le gusta la murga y que no cumple con el reglamento, pero no es así: “La murga nos gusta, hay algunas cosas de la murga que no nos gustan, pero no tienen que ver con lo artístico. Cumplimos con todo el reglamento, pero le buscamos una vueltita más de tuerca para generar algo diferente y que la murga tenga estilo propio”.

Con respecto a la repercusión en los tablados Mederos contó: “Cada tablado es un mundo, sobre todo cuando la propuesta se sale del molde. Los turistas eran molestos para el entorno carnaval, este año también interpela gente que está ahí sentada mirándonos. Ves cara de estupor, gente colgada, pensás que no pasó nada en el tablado, pero después se te acerca gente a decirte que se identifica. A medida que avanzó el carnaval la receptividad fue mejorando. No le escapamos a que alguien se sienta enojado porque sería objetivo cumplido, pero hay gente que no terminaba de entender desde qué lugar decíamos algunas cosas y lo fuimos ajustando”.

MVM se presenta este viernes 17 de febrero a las 22.25 en la segunda etapa de la Liguilla del Concurso Oficial de Carnaval.