Todo comenzó a principios de la década de 1980, cuando eran niños, con la murga Firulete, formada en la cooperativa de viviendas Mesa 3. Años más tarde, con ese mismo grupo de amigos del barrio, Eduardo Pitufo Lombardo y Marcel Keoroglian aunaron sus caminos en Contrafarsa, para empezar a construir una de las duplas más exitosas y referenciales que dio el carnaval en los últimos tiempos.

Primer premio de murgas en 1991, 1998, 2000 y 2002 con la murga de Sayago, en un paréntesis con La Gran Muñeca también alcanzaron el sitial máximo de la categoría en 1996. Asaltantes con Patente volvió a juntarlos en 2007 para llegar a la cima en el concurso, y una década después fue Don Timoteo la murga que reunió al tándem para lograr el primer premio del Carnaval 2017.

Se conocen de memoria. Se miran arriba del escenario y la magia empieza a suceder. Este año es un jeque, interpretado por Marcel, el que ironiza sobre la altura de Pitufo. Cupletero y director interactuando y encontrando la sonrisa cómplice en la platea de antemano. La gente los esperaba, los pedía y ahora los disfruta. Desde enero la convocatoria en las noches del Tito Frioni fue magnífica, porque ya se sabía que ellos regresaban. También en cuanto al concurso la vuelta de la dupla generó una expectativa especial, y muchos los han dado como favoritos por el solo hecho de salir juntos.

“A veces, cuando se enteran de que salimos de nuevo, hay gente que dice: ‘Bueno, ya está…’ Y no, eso depende de siete meses de laburo recontra exhaustivo. Bajo la batuta del Pitufo, que es el más exhaustivo de todos. De ahí salen los resultados. Se ensaya muchas horas y se pone todo el cariño de ser murguista desde niño. A los dos nos pasa eso, que quedamos flechados para toda la vida. Eso también se nota arriba del escenario”, asegura Keoroglian.

La sintonía y comodidad al momento de trabajar es innegable. Además de los títulos en los que se consagraron ganadores, el dúo artístico estuvo al frente del proyecto La Matinée, agrupación de veteranos murguistas que finalizó sexta en el concurso de 2004, pero que dejó una huella imborrable para el género. “Nos juntamos porque el gusto que tenemos por la murga es muy compatible, va por el mismo lado. Nos gusta que la murga sea murga. Que tenga lo tradicional pero que también tenga una veta innovadora. Es el equilibrio que nos sale”, sostiene Marcel, que además de su trabajo sobre las tablas, es uno de los letristas de La Gran Muñeca en este carnaval.

Murga la Gran Muñeca, durante el Desfile Inaugural del Carnaval, el 19 de enero.

Murga la Gran Muñeca, durante el Desfile Inaugural del Carnaval, el 19 de enero.

Foto: Alessandro Maradei

Ya desde julio el grupo creativo que encabeza junto con Lombardo y el director de la murga, Eduardo Pistola Mega, se dieron las primeras reuniones para empezar a gestar el espectáculo. Un tiempo antes, la murga del Buceo había comunicado en sus redes la novedad del retorno de la dupla. ¿Qué pasó para que aceptaran el desafío? ¿Cómo hizo la murga para convencerlos en su afán de lograr un primer premio que no se da desde 2016?

“La Muñeca es un título que conocemos. Logramos hacer un trabajo lindo, y esta murga tiene algo especial para nosotros. Es muy querida. Hoy la saca el Pistola, pero cuando nosotros salimos antes la sacaba su padre, Eduardo. Y antes la sacaba José Mega, el abuelo, que tenía el tablado El Jardín de las Comparsas”.

Keoroglian destaca el ambiente que existe en el conjunto, así como la mecánica de trabajo, algo que también fue clave para dar el sí: “Es muy lindo ver cómo lo vive una familia carnavalera como ellos, y también el respeto que hay dentro de la murga. No funciona como una con dueño clásico. Son uno más que toman la iniciativa y que aportan. Tiene mucho que ver con eso también nuestra decisión, la característica y el ambiente. Vos sabés que siguen siendo los mismos tipos de bien que sacan la murga de corazón”.

Desde aquella mítica retirada del 96 dedicada “Al camión”, en la que los murguistas terminaban subiendo a las canteras del Parque Rodó, hasta este presente donde el “Carnaval de voces” los lleva a recorrer Montevideo en una nueva gira mágica y misteriosa, ahí están Pitufo y Marcel. Es el reencuentro de una dupla que no necesita permiso para el tablado.